Una investigación demuestra que la sequía en el Amazonas podría tener efectos duraderos en el ciclo global del carbono

Las condiciones extremas de El Niño de 2015-2016 provocaron una pérdida significativa de carbono que estaba resguardada en la cuenca del Amazonas. Ahora se demostró que esos efectos pueden ser más duraderos en el ciclo de carbono.

Sequía Amazonas
Durante los períodos de El Niño la circulación general tiende a desarrollar sequías sobre la cuenca del Amazonas. Imagen: Greenpeace.

Uno de los eventos de El Niño más intenso de las últimas décadas es el que ocurrió entre 2015 y 2016. Fue en ese caso que la cuenca amazónica amazónica resutó gravemente afectado por la sequía que se abatió sobre ese ecosistema. Tal como indica Eos, en esa oportunidad se redujo gravemente la vegetación superficial y provocó que la cuenca liberara casi 1 gigatonelada de carbono a la atmósfera.

Los efectos de la sequía en el Amazonas generada por El Nió intenso de 2015-2016 generó una liberación a la atmósfera que no se ha logrado recuperar con el paso de los años.

Ahora, una reciente investigación publicada en Advances Space and Earth Science descubrió que si bien la biomasa superficial tardó más de un año en recuperarse, la recuperación de la pérdida total de carbono, incluida la biomasa subterránea y el carbono del suelo, tardó mucho tiempo más. El grupo de trabajo fue comandado por Junjie Liu del NASA Jet Propulsion Laborator y del Instituto de Tecnología de California.

Las reservas totales de carbono en toda la cuenca aún no habían regresado a los niveles previos a la sequía a fines de 2018. El estudio examinó tres áreas distintas de la Amazonia: el noreste, la selva tropical del oeste-sudoeste y la sabana seca del sudeste. Los investigadores utilizaron nueve años de datos satelitales mensuales sobre producción primaria bruta, emisiones de incendios e intercambio neto de biosfera para examinar cómo la sequedad atmosférica y del suelo inducida por la sequía afectó los flujos de carbono.

Sequía y pérdida de reservas de carbono

De acuerdo a los resultados de esta investigación, el noreste de la Amazonia, la región más afectada por la sequía, todavía enfrentaba una pérdida acumulada de 0,6 gigatoneladas de carbono hasta diciembre de 2018 como resultado de El Niño de 2015-2016. El déficit se debió principalmente a la reducción de la fotosíntesis, y la consiguiente absorción de carbono por parte de la vegetación sometida a estrés hídrico.

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En la sabana del sudeste, la pérdida de carbono se debió en parte a los incendios. Y en el oeste-sudoeste, la pérdida de agua puede haber afectado a las plantas. Es habitual que la absorción de carbono disminuya en respuesta a la sequedad atmosférica y la falta de agua subterránea, pero los investigadores descubrieron que la absorción de carbono disminuyó tres veces más de lo esperado.

Los especialistas también demostraron que mientras persista la sequía en la Amazonia, los procesos cruciales del ciclo del carbono pueden seguir viéndose afectados por el aumento de las temperaturas, las condiciones áridas y los déficits de almacenamiento de agua. Hasta la actualidad la mayor parte de la cuenta continúa bajo lluvias por debajo de los promedios.

Impactos de El Niño a gran escala

En el resumen del estudio se indica que el vínculo entre el impacto de la sequía y la recuperación de los depósitos totales de carbono y sus impulsores biogeoquímicos aún se desconoce. También se demostró que la atenuación de la absorción de carbono es tres veces mayor que la esperada a partir de la sensibilidad previa a la sequía a la aridez atmosférica y al suministro de agua subterránea.

Sequía rios Amazonas
La sequía en el Amazonas ha comprometido seriamente el principal recurso económico de la región que son los ríos que conforman a la cuenca. Imagen: Greenpeace.

Los resultados sugieren que el impacto desproporcionado de la oferta y la demanda de agua podría comprometer la resiliencia del balance de carbono amazónico a futuros aumentos de eventos extremos. En concreto, lo que se observa es que el proceso de sequía ha permitido una gran pérdida de carbono que estaba resguardado en la vegetación y demuestra cómo un fenómeno puede retroalimentar a otros en la atmósfera.

La durabilidad futura de este reservorio de carbono es muy incierta, lo que contribuye significativamente a las incertidumbres de las predicciones del ciclo global del carbono. Se espera que el suelo y la atmósfera subyacente de la región tropical de Sudamérica se vuelvan más secos en el futuro, por lo que es fundamental que se comprenda cómo responderá el ciclo del carbono a esta sequía combinada atmosférica y del suelo.

Referencia de la noticia:
Liu, J., Bowman, K., Palmer, P. I., Joiner, J., Levine, P., Bloom, A. A., et al. (2024). Enhanced carbon flux response to atmospheric aridity and water storage deficit during the 2015–2016 El Niño compromised carbon balance recovery in tropical South America. AGU Advances, 5, e2024AV001187. https://doi.org/10.1029/2024AV001187