Un estudio vincula el aumento en las tasas de suicidio con la mayor contaminación del aire
Una sorprendente investigación de la Universidad China de Hong Kong revela que mejorar la calidad del aire favorece la salud mental y disminuye la tasa de suicidios.
Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que prácticamente toda la población del planeta (el 99 %) respira aire que supera los límites recomendados por la Organización y que contiene altos niveles de contaminantes. Al igual que sucede con los impactos del cambio climático, la exposición a la contaminación es mayor en los países de ingresos medianos y bajos.
La calidad del aire está estrechamente relacionada con el clima del planeta y los ecosistemas de todo el mundo. Es que muchas de las fuentes de contaminación atmosférica también emiten gases de efecto invernadero. La contaminación del aire puede aumentar el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer de pulmón. Tanto la exposición a corto como a largo plazo a los contaminantes del aire se ha asociado con impactos adversos en la salud.
China: el coste ambiental de un desarrollo no sostenible
Desde la década de 1980, China se ha transformado en el país de mayor crecimiento económico del mundo y es desde principios del siglo XXI, el motor principal del crecimiento económico del planeta, aportando el 35 % del crecimiento del PIB nominal mundial. Es la mayor potencia industrial y exportadora de bienes, cuenta con la mayor tasa de consumo del globo y es uno de los países más poblados del planeta.
El coste ambiental de ese desarrollo ha sido muy alto: China tiene algunas de las ciudades más contaminadas del mundo y sus áreas metropolitanas están cubiertas por una espesa niebla tóxica que se cierne sobre millones de habitantes, con un importante impacto en la salud. Esta situación se ve agravada cuando se presentan eventos de inversión térmica, situación meteorológica particular que concentra los contaminantes atmosféricos cerca del suelo, en una capa de aire frío inmovilizada por una banda más caliente en la parte superior.
Pero ese no es todo el problema. Este proceso de industrialización ha hecho que las personas migren desde zonas rurales hacia las grandes ciudades industrializadas, donde abundan los problemas de contaminación. Y por otro lado, el éxito de las reformas económicas ha resultado en cambios culturales al reducir drásticamente la pobreza, producir un aumento de la riqueza y a la vez que aumenta la desigualdad socioeconómica.
Más contaminación, más suicidios
Cerca del 16 % de los suicidios en todo el mundo ocurren en China, y a principios del siglo XXI ésta se había transformado en la principal causa de muerte no natural.
Pero luego se observó una disminución en las tasas, que si bien se pueden explicar por varios motivos (aumento de los ingresos, cambios culturales, etc.), el análisis de un equipo de economistas que combinó datos sobre la calidad del aire e informes sobre muertes por suicidio revela con mayor claridad que nunca cuán estrechamente están relacionados el respirar aire contaminado y las tasas de suicidio.
Ante los severos problemas de contaminación ambiental existentes, en 2013 el gobierno chino introdujo su Plan de Acción para el Control y la Prevención de la Contaminación del Aire. Mediante acciones drásticas contra las fuentes industriales de contaminación, reguló las emisiones de los vehículos y promovió el cambio del carbón al gas natural para calefacción. De esa forma, China alentó políticas de transición a la energía solar y eólica, lo que condujo a marcadas mejoras en la calidad del aire.
Esta acción coincidió con una disminución en la tasa anual de suicidios, que cayó de 10,9 a 5,2 suicidios por cada 100 000 personas entre 2010 y 2021, según el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CCDC).
Peng Zhang, economista de la Universidad China de Hong Kong, lideró un equipo donde analizaron estas tendencias para ver si podían aislar de otros factores relacionados con el suicidio, los efectos de la contaminación del aire sobre el riesgo de suicidio.
La contaminación llega al cerebro
El estudio comprobó datos semanales de unas 1400 estaciones de monitoreo de la calidad del aire en toda China, y la frecuencia e intensidad de las inversiones térmicas. Si bien estas normalmente duran sólo unas pocas horas, pueden aumentar la concentración promedio semanal de partículas contaminantes finas en el aire (conocidas como PM 2,5) en aproximadamente un 1 %.
Zhang y sus colegas, basándose en investigaciones anteriores que demostraron cómo estas pequeñas partículas pueden viajar directamente al cerebro y alterar su química en tan solo 24 horas, pueden provocar un decaimiento en la salud mental y probablemente, una peor regulación emocional a largo plazo.
Basándose en esos estudios, que proporcionan un mecanismo plausible que vincula la contaminación del aire y los suicidios, Zhang y sus colegas observaron un aumento claro y repentino en las tasas de suicidio una semana después de los eventos de inversión térmica, pero el efecto no duró más de siete días.
El estudio señala que aproximadamente el 10 por ciento de la reciente tendencia a la baja en las tasas de suicidio en China es atribuible a la reducción de la contaminación del aire. Eso equivale a casi 46.000 muertes por suicidio evitadas entre 2013 y 2017 gracias a los esfuerzos por despejar los cielos de China, estiman los investigadores.
Esta muestra de cómo un plan nacional para reducir la contaminación del aire ayudó a prevenir decenas de miles de suicidios en tan solo unos pocos años, puede contribuir a que los diferentes gobiernos introduzcan políticas nacionales de control de la contaminación en todo el mundo.
Referencia de la noticia:
Zhang, P., Carleton, T., Lin, L. et al. Estimating the role of air quality improvements in the decline of suicide rates in China. Nat Sustain (2024).