Tiempo pre-invernal. Anticipo del que está por llegar
El mes de diciembre es la antesala del invierno. En esas fechas el tiempo es pre-invernal, produciéndose las primeras nevadas y heladas de cierta intensidad, todavía sin la magnitud y persistencia de las que ocurren en el corazón del invierno.
El otoño es una estación equinoccial; de transición entre el verano y el invierno. Lo más habitual es que en su segunda mitad empiece ya a dominar el tiempo invernal, tanto en lo que a las temperaturas se refiere, como a las situaciones meteorológicas dominantes, de marcada inestabilidad atmosférica, responsables de temporales de lluvias, vientos y las primeras nevadas de la temporada. El inicio del mes de diciembre suele marcar una especie de punto de inflexión, aunque en el comportamiento atmosférico nunca hay reglas fijas, de ahí la gran variabilidad observada y las diferencias de unos años a otros.
En Meteorología y Climatología el 1 de diciembre marca el inicio del invierno, adelantándose tres semanas al comienzo del invierno boreal astronómico, lo que coincide con la fecha en la que se produce el solsticio (en torno al 21 de diciembre).
Desde que tiene lugar el equinoccio de otoño (hacia el 21 de septiembre), los días se van acortando (entendiendo por día el tiempo que transcurre entre la salida y la puesta de sol), no siendo hasta las jornadas que siguen al solsticio cuando empiezan a alargarse. La falta de luz, tanto debida al citado acortamiento de los días, como al aumento de los días con abundante nubosidad, provoca un descenso de las temperaturas a partir del mes de noviembre, intensificado o amortiguado por los caprichos de la circulación atmosférica.
El inicio de la temporada de nieve
Poner en marcha una estación de esquí no es una tarea sencilla desde el punto de vista logístico. Los responsables de las mismas tienen cada año apuntada como posible fecha de apertura el Puente de la Constitución o la Purísima. No suele faltar la nieve en las montañas a esas alturas del año; tampoco el frío, por lo que, o bien recurriendo a la innivación artificial o aprovechándose de las nevadas que hacia esas fechas ya se han producido, el inicio de la temporada de nieve no suele faltar a su cita a principios de diciembre.
Ocurre, a veces, que se producen entradas de frío y nieve prematuras, en noviembre, con cierta continuidad, que permiten adelantar el inicio de la temporada de esquí. Otros años, por el contrario, apenas se han producido nevadas significativas al llegar diciembre y no hace todavía el frío necesario para poder usar los socorridos cañones de nieve, lo que complica y mucho la apertura de las estaciones de esquí en las fechas habituales. Sus responsables tienen que convivir con la caprichosa meteorología, a lo que se suma en los últimos años una suavidad invernal durante bastantes semanas, que en ocasiones llega a dejar bajo mínimos la actividad en las estaciones de nieve.
Frío y oscuridad crecientes
Con independencia de cuál sea el comportamiento meteorológico del otoño (y el de 2022 ha sido anómalamente cálido, hasta bien entrado el mes de noviembre en muchos lugares de España), la reducción de las horas de luz avanza implacable e invariablemente cada año, lo que se termina traduciendo en la llegada, antes o después, del tiempo pre-invernal, como antesala del invierno.
La acumulación de aire frío en el Ártico (debido a la disminución de la radiación solar incidente) va conformando a los grandes anticiclones fríos boreales, que en su lenta dinámica generan situaciones de bloqueo de altas presiones, en torno a los cuáles se desaloja parte del aire frío ártico y polar a latitudes más bajas, iniciándose el tiempo en “modo invernal”.
Diciembre es el mes pre-invernal por excelencia, ya que la dinámica atmosférica comienza a mostrar signos de ese movimiento a gran escala de los actores implicados en los desalojos de aire frío. Lo estamos viendo justamente estos días. Ha cambiado el patrón meteorológico, ya no siendo tan puramente otoñal (atlántico) como el que dominó durante una parte del mes de noviembre.
Las incursiones de aire frío ya empiezan a extenderse por muchas zonas del continente europeo, pillando de refilón a la Península Ibérica y Baleares, donde el bloqueo de altas presiones que se ha instalado en latitudes altas del Atlántico Norte, permitirá la llegada de un primer tren de borrascas. Estamos ante un tiempo pre-invernal de libro; de momento, sin los rigores esperables durante los meses de enero y febrero, en pleno corazón invernal.