Sucesos históricos: cuando la naturaleza cambia la historia
La Madre Naturaleza es tan poderosa que con frecuencia, y a veces de manera muy cruda, nos muestra cómo puede alterar el curso de la historia. Aquí detallamos algunos eventos destacados que torcieron los planes de la humanidad.
Un evento natural que es explicado sin recurrir a la mitología o la religión, la anomalía meteorológica que selló el curso de la Segunda Guerra Mundial y la combinación fatídica que dio lugar al peor accidente de aviación que haya ocurrido. Estos son algunos de los fenómenos naturales que han moldeado a la humanidad y cambiado el curso de la historia, de los cuales daremos cuenta a continuación.
El eclipse que dio nacimiento a la ciencia
A lo largo de la historia, los eclipses ejercieron una fascinación tan grande como el terror que en la antigüedad infundían. Se los consideraba como algo negativo que preanunciaba calamidades, una muestra de la ira de los dioses que transformaban el día en noche para expresar su enojo.
Existen registros de eclipses solares desde hace más de 4000 años en Babilonia, Egipto y China. Esos registros fueron tan detallados, que se pudo encontrar un patrón llamado “ciclo de Saros”. Este ciclo, utilizado por babilonios y griegos para predecir eclipses, señala que estos se repiten en ciclos de 18 años, 11 días y 8 horas.
Muy probablemente el filósofo, matemático, geómetra, físico y legislador griego Tales de Mileto (sí, ¡el del teorema!) conocía la existencia del “ciclo de Saros”. Según Heródoto, el padre de la historia occidental, Tales fue el primero en pronosticar con precisión, que el 28 de mayo de 585 a.C. ocurría un eclipse total de Sol. Ese eclipse interrumpió una batalla entre los medos y los lidios (dos imperios que existieron en la actual Turquía), que llegaron a un armisticio al interpretar el suceso como una profecía.
Se considera que esa predicción produjo el tránsito del mito al logos: la explicación de los fenómenos naturales a la luz de la razón y, en consecuencia, el advenimiento de la ciencia.
Meteorología, la aliada de los Aliados
En la primera mitad de la II Guerra Mundial, las fuerzas del Eje eran imparables en su avance sobre Bélgica, Holanda y Francia. Miles de soldados aliados quedaron atrapados en las playas del Canal de la Mancha cerca de la localidad francesa de Dunkerque. La única manera de salvarlos era por medio de una evacuación naval de proporciones impensadas.
El Canal de la Mancha es una zona regularmente sujeta a fuertes vientos y oleaje, con corrientes traicioneras que dificultan la navegación. Las tropas aliadas estaban a merced de la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe), que ocasionó numerosas bajas ametrallando y bombardeando las playas, mientras que la Royal Air Force (RAF), en inferioridad de condiciones, defendía la costa inglesa del asedio alemán y no podía brindar apoyo aéreo en la misión de rescate.
Las pérdidas aliadas hubiesen sido mucho mayores de no ser porque un manto de nubes bajas cubrió las playas, impidiendo que la Luftwaffe atacara a las tropas en tierra y forzándolos a enfrentarse a los cazas de la RAF por encima de las nubes. A esto se sumó una infrecuente situación de vientos suaves que favorecieron la navegación de 850 pequeñas embarcaciones civiles que, junto con 20 embarcaciones de la armada británica, pudieron rescatar exitosamente a 338.226 soldados aliados en lo que se conoció como “Operación Dínamo”, llevada a cabo entre el 26 de mayo y el 4 de junio de 1940.
La niebla y los errores que no han vuelto a ocurrir
Un accidente es la consecuencia de una cadena causal de eventos y circunstancias. Y el sucedido el 27 de marzo de 1977 en Tenerife es prueba de ello.
Una amenaza de bomba en el Aeropuerto de Gran Canaria, provocó que muchos vuelos fueran desviados al cercano Aeropuerto de Los Rodeos, que rápidamente se congestionó con aviones estacionados que bloqueaban la única calle de rodaje y forzaban a los aviones a desplazarse por la pista de aterrizaje. Las tripulaciones, cansadas por la espera, estaban ansiosas por volver al aire.
A esta situación se sumaron densos bancos de niebla que impidieron que las aeronaves fueran divisadas desde la torre de control. En eso, un Boeing 747 de KLM inició su carrera de despegue luego de recibir una comunicación poco clara de la torre, mientras que una aeronave similar de Pan Am se encontraba aún en la pista, envuelta en la niebla.
La nula visibilidad impidió que los pilotos del avión de KLM vieran el avión de Pan Am enfrente. El piloto de Pan Am sólo pudo ver el KLM aproximarse a toda velocidad 8.5 segundos antes de la colisión e intentó acelerar para salir de la pista, pero el choque fue inevitable.
En el peor desastre de aviación de la historia, perdieron la vida 583 personas. Debido a él, se realizaron drásticos cambios en la industria:
- Se estandarizó la fraseología en inglés en las comunicaciones de radio.
- Se cambiaron los procedimientos de cabina, mediante entrenamientos CRM (Crew Resource Management, o Gestión de Recursos de Tripulación) enfocados en entornos en los que el error humano puede tener efectos devastadores.
- Se generalizó el uso de radares de tierra, y se mejoró la iluminación en pista.
Este accidente cambió la forma en que volamos. Y esa cadena de eventos y circunstancias no se ha repetido, porque volar es cada vez más seguro.