Si hace bueno en Navidad, engordaremos más

En estas fechas solemos comer más de lo habitual. Lo que desconoce la mayoría es que la meteorología puede influir en que engordemos más o menos. ¿A qué es debido?

Dulces Navidad
La meteorología puede hacer que engordemos más o menos en Navidad.

Hemos llegado, un año más, a la época en la que las comidas y las cenas son más abundantes. Primero empezamos con las cenas de empresa. Luego viene Nochebuena y Navidad. Más tarde Fin de Año y Año Nuevo. Y para rematar, Reyes. Todo esto hace que lleguemos a engordar hasta cinco kilos según algunos estudios.

Los buenos propósitos que nos planteamos para cada nuevo año suelen ir encabezados por apuntarse a un gimnasio y perder lo que hemos ganado durante estas semanas. Ahora bien, los kilos que ganamos pueden variar dependiendo del tiempo que ha hecho durante las fiestas.

Temperatura ambiental y gasto energético

El cuerpo humano necesita mantener una temperatura de forma constante. En cambio, la temperatura ambiental cambia mucho a lo largo del año. En verano hace un calor intenso y en invierno sufrimos mucho el frío. El cuerpo lucha para bajar la temperatura en verano gracias, sobre todo, al sudor. En invierno, puede llegar a hacer que tiritemos en el caso más extremo con el objetivo de subir nuestra temperatura.

Se estima que aproximadamente el 60% de la energía que consume el cuerpo humano se dedica de forma exclusiva a mantener la temperatura corporal. Este porcentaje cambia dependiendo de la época del año.

El invierno, nuestro aliado para no engordar

Durante los meses más fríos del año necesitamos más calorías para mantener la temperatura. Si nos ponemos a pensar, la dieta que adoptamos suele ser más contundente que la del verano y con un volumen de ingesta más grande. Todo con el fin de compensar el frío que nos acompaña.

Si las temperaturas en invierno no son tan frías y mantenemos los mismos hábitos alimentarios, el exceso de calorías acabará haciendo que engordemos. Si comemos más que lo que gastamos, la báscula nos lo acabará confesando unos días después.

Es cierto que nos pasamos gran parte del día dentro de nuestras casas y el ser humano ha inventado artilugios para poder regular la temperatura del ambiente con estufas y los modernos sistemas de climatización, pero aún dependemos bastante de la temperatura exterior, el medio en el que vivimos y al que tenemos que adaptarnos para mantenernos vivos.

Así que allí donde estos días el frío sea intenso, nuestro consumo energético será mayor y podremos comer sin miedo. En cambio, si la temperatura es más alta y seguimos comiendo sin medida, notaremos cómo engordamos más.