Reventones: tornados que no lo son
Todos sabemos cómo son los tornados y el gran peligro que tienen, pero hay fenómenos igual de destructivos y más comunes de lo que pensamos.
La primavera es una estación de cambios. Es la época de transición entre el frío del invierno y el calor del verano. A diferencia de lo que suele pensar mucha gente, el tiempo no suele ser muy plácido. Los frentes no suelen olvidarse de nuestro país, aunque se alternan con días soleados y con temperaturas cada vez más altas.
Precisamente las temperaturas tienen mucho que ver con una de las cosas que se empiezan a ver en primavera: las nubes de tormenta. Los días son más largos y el sol tiene más minutos para calentar. Aparte, se eleva más en el cielo, y cuando sus rayos llegan de forma más perpendicular, calientan más. Así que este sol es el que alimenta las nubes para que se desarrollen verticalmente y formen las tormentas.
La semana pasada vimos en España, en apenas veinticuatro horas de diferencia, dos fenómenos relacionados de forma estrecha con las nubes de tormenta: un reventón en Sevilla y un tornado en Vila-seca, en la provincia de Tarragona. Sus efectos fueron parecidos. Tanto, que la gente y los medios de comunicación hablaron de tornados en ambos casos, cuando en realidad no fue así.
El reventón, un fenómeno poco conocido
Tanto los tornados como los reventones están relacionados con las nubes de tormenta. El tornado cuelga de una nube, pero el reventón puede producirse tanto cerca de su base como a algunos kilómetros de distancia.
Un reventón es una fuerte corriente descendiente de aire que tiene lugar en la base de una gran nube de tormenta. Cuando el aire se encuentra con el suelo se ve obligado a desplazarse en horizontal porque ya no puede descender más. Todos los puntos que estén en la cercanía de donde se produce el desplome notarán cómo de repente se les viene encima una racha de viento violenta y fuerte, de apenas unos segundos o minutos. Pero siempre en un mismo sentido.
Cómo averiguar qué lo ha provocado
Si somos testigos de un fenómeno tan violento y no tenemos la certeza de conocer qué es lo que lo ha provocado, tenemos que observar cómo han quedado dispuestos los objetos que el viento ha derribado.
Si han caído árboles y están todos acostados en el mismo sentido, un reventón será el culpable. Si están dispuestos hacia varias direcciones, podremos pensar que lo ha hecho un tornado. Pero para poder asegurar que un tornado es el culpable, es necesario que alguien haya observado su embudo, porque hay otros fenómenos que podrían hacer que el viento cambie de dirección y no ser un tornado el responsable.
Un peligro para la aviación
Afortunadamente los aviones pueden aterrizan sin problemas a pesar de la lluvia. En algunas ocasiones, cuando hay tormentas en las inmediaciones de un aeropuerto, el manejo del avión se hace más complicado y se intentan evitar. A veces no es posible y el piloto tiene que lidiar con fuertes vientos y turbulencias que ponen a prueba su habilidad a los mandos.
A lo largo de la historia de la aviación se han producido accidentes por culpa de los reventones. En inglés se denominan downburst. En la siguiente imagen se ilustra a lo que se enfrenta un avión en estas situaciones. Hay que recordar que el viento no se ve.
Cuando el avión se aproxima a una zona de tormenta puede experimentar de repente un fuerte viento frontal. Esto no es peligroso, todo lo contrario. Mejora la sustentación. Pero cuando el avión pasa del punto 2 al 3 la corriente de aire lo empuja hacia el suelo. No es solo que la corriente de aire vaya hacia el suelo, sino que coincide con una velocidad del avión reducida ya que anteriormente con el viento en cara el avión no necesitaba tanto empuje. Del paso 3 al 4 el viento pasa a ser de cola y aún debe incrementarse más la velocidad del avión para mantenerse en el aire.
Los reventones han tirado al suelo muchos aviones a lo largo de la historia. No poder observar visualmente el viento y las corrientes de aire descendientes lo complica, pero la experiencia de un piloto al notar el cambio en el viento y la cercanía de una tormenta pueden dar pistas de a lo que se expone.