¿Qué mirar en la previsión del tiempo antes de ir a la playa?
Ir a la playa puede convertirse en una actividad peligrosa puesto que estamos en un entorno cambiante y muy sujeto a los vaivenes atmosféricos. ¿Con qué riesgos podemos toparnos?
Hay algunos parámetros que podemos consultar antes de un día de la playa que nos pueden evitar sustos o incluso salvar la vida en casos extremos. Algunos de ellos son el índice de radiación ultravioleta, el viento, la probabilidad de tormenta y el estado del mar.
Índice de radiación ultravioleta
Este índice como la propia palabra indica, es una medida de la intensidad de la radiación ultravioleta que alcanza la superficie terrestre. Su intensidad depende de la elevación del sol, la altitud, la nubosidad y la cantidad de ozono en la columna de aire situada sobre nosotros. Podemos encontrar información referida a este índice en nuestro visor de mapas.
En su justa medida, esta radiación es beneficiosa para el ser humano (síntesis de vitamina D, por ejemplo). En exceso, nos exponemos a daños en la piel como un envejecimiento prematuro, mutaciones en el ADN, cáncer de piel y cataratas, entre otros.
A la hora de ir a la playa, deberíamos tomar medidas cuando el índice UVI supera el factor 3 y la exposición al sol se vuelve peligrosa a partir del factor 8. En verano el índice, por norma, es muy elevado por lo que siempre debemos acordarnos de llevar crema de protección solar, gafas de sol y evitar la exposición prolongada al sol entre las 12:00 y las 17:00.
La probabilidad de tormenta
Aunque en los días de verano el tiempo acostumbra a ser apacible, siempre existe la posibilidad de toparnos cara a cara con una tormenta, especialmente en la recta final de la estación y en zonas mediterráneas. Podemos encontrar información de probabilidad de tormenta en la previsión horaria por municipios (¡utiliza nuestro buscador!). El sistema de avisos de la AEMET es de gran ayuda, se actualiza diariamente y contempla un aviso específico por tormentas. También en Meteored tienes información sobre la densidad de rayos prevista por horas en la sección 'Mapas'.
Las tormentas en la playa son muy peligrosas por muchos motivos. El viento puede arreciar en cuestión de minutos de una suave brisa a fuerza de temporal. Podemos ser arrastrados mar adentro si el viento sopla desde tierra hacia mar e incluso pueden formarse pequeñas tormentas de arena en primera línea conllevando una importante reducción de la visibilidad.
Los rayos nube-tierra o nube-mar son peligrosos debido a que las playas son por lo general espacios abiertos donde algunos obstáculos aislados pueden atraer rayos (mástiles de barcos, árboles aislados o poleas). No hay que olvidar que el agua salada es una excelente conductora de la electricidad. Debemos salir del agua de inmediato si empezamos a escuchar truenos y buscar refugio en el coche o una construcción sólida.
El estado del mar
Este es uno de los factores más importantes a tener en cuenta si vamos a la playa con la idea de zambullirnos en el agua. Nunca debemos alejarnos de la costa si hay oleaje ni tirarnos al agua desde una zona rocosa donde después nos resulte complicado salir.
El oleaje implica turbulencia y un mayor gasto de energía por nuestra parte para mantenernos a flote y desplazarnos. Es fácil infravalorar la altura de las olas cuando las observamos desde la orilla, desde tierra siempre se ven más pequeñas de lo que realmente son. Esta información también está en nuestro visor.
Cuidado con las peligrosas corrientes de retorno
Particularmente peligrosas son las corrientes de resaca ya que son una de las principales causas de ahogamiento en las playas. Son corrientes superficiales y canalizadas donde el agua fluye en dirección opuesta a la costa con velocidades que a veces superan los 8 Km/h. Nunca debemos nadar mar adentro en una playa que no conocemos, cuando el mar está alterado o hay bandera amarilla/naranja o roja ondeando en la torre del socorrista.
Si quedamos atrapados en una corriente de resaca, notaremos que el mar nos aleja de la costa. En estos casos lo recomendable es no entrar en pánico, conservar energías y no tratar de nadar en contra de la corriente sino "escapar" de forma paralela por uno de los laterales.