¿Qué es la inversión térmica?
¿Alguna vez has notado que hace más frío en el fondo de un valle que en las cumbres? Esto suele suceder cuando se produce la inversión térmica, un fenómeno que está asociados a situaciones de gran estabilidad atmosférica. Aquí te lo explicamos.
En condiciones normales, la temperatura disminuye con la altitud (unos 6,5 ºC por cada 1000 metros) en la troposfera, que es la parte baja de la atmósfera. Sin embargo, esto en determinadas circunstancias no se cumple. En situaciones de inversión térmica, la temperatura de la parte superior de una capa es mayor que la inferior.
Este fenómeno se suele producir durante las noches de invierno, en situaciones de gran estabilidad atmosférica, aunque realmente si las condiciones son las adecuadas, pueden darse en cualquier época del año. El movimiento que realiza el aire frío de capas altas en su descenso hacia la superficie se conoce como subsidencia. El aire se comprime, aumenta de presión, se calienta y pierde humedad, lo que explica la ausencia de nubosidad.
Por este motivo, en las noches despejadas de invierno, cuando el suelo ha perdido calor por radiación, las capas de aire cercanas a él se enfrían más rápido que las capas superiores. Este aire tan frío es muy denso y se deposita en fondos de valles, hoyas u otros sectores orográficamente proclives a la formación de piscinas de aire frío, como pueden ser las dolinas o los poljés, donde predominan las rocas calizas. Por este motivo, en ocasiones las temperaturas (especialmente las nocturnas) son mucho mucho más frías en zonas bajas que en las cumbres.
La inversión térmica se rompe conforme calienta el sol o por el viento, que suele anunciar un cambio de masas de aire, lo que permite que finalmente las distintas capas de aire se puedan mezclar. Hasta entonces, debido a esos movimientos descendentes del aire no se pueden generar nubes de desarrollo vertical.
Consecuencias de la inversión térmica en España
Cuando las condiciones de humedad son las adecuadas, se forman brumas y bancos de niebla en los valles o sectores deprimidos, que incluso pueden persistir todo el día. Es una situación muy habitual en invierno en los grandes valles peninsulares y en la Meseta. También en Canarias la inversión del alisio está presente casi todo el año por la cercanía del anticiclón de las Azores, lo que permite disfrutar de un magnífico cielo nocturno a partir de unos 1500 metros.
El problema es cuando estas situaciones persisten por semanas. Con el viento en calma, el aire no circula en las grandes ciudades y aparece la famosa boina de contaminación por la acumulación de polvo, humo y partículas suspendidas. Esto es algo habitual en Madrid.