¿Qué es el temido terral malagueño y por qué se produce?
El terral malagueño provoca en verano temperaturas muy altas en la ciudad de Málaga y alrededores. Este año se han batido algunos récords. Aquí te contamos más sobre este fenómeno.
NOTA PRELIMINAR: Para la elaboración de este artículo se ha contado con la inestimable ayuda de José Luis Escudero, aficionado a la Meteorología y responsable del blog: https://blogs.diariosur.es/tormentas-y-rayos/, que reside en la ciudad de Málaga y es un gran conocedor de terral, que afecta periódicamente a su ciudad y los alrededores.
En general, llamamos “terral” a cualquier viento en que una zona costera sopla de tierra a mar. Dicho viento puede ser generado en un marco sinóptico, por una determinada situación meteorológica que propicie su entrada en escena, o también es el viento local asociado a las células de brisa que, procedente de tierra adentro, sopla por las noches en dirección al mar. Aunque esta brisa nocturna es menos intensa que la diurna (el virazón, que sopla de mar a tierra), su incidencia puede llegar a afectar a las pequeñas embarcaciones que navegan en las cercanías de la costa.
En 1972, el meteorólogo Lorenzo García de Pedraza dedicaba uno de sus artículos divulgativos a los vientos marítimos y “terrales” en España. Entrecomillaba estos últimos, ya que agrupaba en ellos a todos los vientos cálidos y resecos, aunque tuvieran procedencia marítima, tal y como ocurre con el viento del sureste o irifi que sopla a veces en Canarias, asociado a los episodios de calima.
En su artículo, publicado en el calendario meteoro-fenológico de aquel año, Pedraza indicaba que “En verano, las tierras del interior de la Península son intensamente caldeadas por el sol, mientras que el mar de la zona litoral se mantiene fresco; entonces, según sea la situación meteorológica y, por ende, los vientos dominantes, alcanzan las comarcas costeras vientos muy cálidos y secos, los «terrales», creando situaciones de agobio y extremado calor.”
¿Qué es el terral malagueño?
El terral malagueño es uno de esos vientos. De poniente en origen. En una estrecha franja costera centrada en la ciudad de Málaga, el citado viento adquiere unas características singulares que lo dotan de identidad propia. Aunque es en verano cuando el terral malagueño suele ser noticia por las elevadas temperaturas (máximas del orden de los 40 ºC) que provoca, sopla todo el año; de hecho, es en invierno cuando irrumpe con mayor frecuencia, al paso de borrascas.
Se puede distinguir entre un terral cálido de verano y uno frío (más bien fresco o templado) de invierno, que también irrumpe en otoño y primavera. La diferencia entre ambos es que mientras que en el de invierno el aire frío logra desbordar por encima de los Montes de Málaga, con el del verano la masa de aire relativamente frío no consigue superar esa barrera montañosa, deslizándose por encima de ella un aire más cálido que se recalienta bastante (efecto foehn).
Tras este descenso y al llegar al entorno de la capital malagueña, provoca temperaturas muy elevadas. Los lugareños dicen que «el poniente se aterrala» para señalar, justamente, que el viento del oeste ha rolado a noroeste y nor-noroeste, lo que conlleva la entrada en escena del ardiente terral.
El terral puro es el que entra del noroeste en la capital malagueña, bajando por el valle del Guadalhorce y el río Guadalmedina, impactando de lleno en la capital. Comenta José Luis Escudero que el mito de que el terral dura tres días no es cierto, ya que puede durar 14 horas, un día, dos, tres, e incluso hasta cuatro.
Mitos y singularidades
El primer día es el que suele alcanzarse la mayor temperatura. La intensidad del calor baja notablemente el último. El calor asfixiante y la gran sequedad ambiental que genera el terral malagueño hace pensar a muchas personas que dicha circunstancia viene de la mano de un aire africano, de componente sur, cuando –tal y como hemos comentado– es justo lo contrario.
El terral malagueño es un viento originalmente de poniente que, tras recorrer una parte del interior peninsular, atraviesa los Montes de Málaga y el valle del Guadalhorce y se abate sobre la capital malagueña y zonas próximas del litoral, convertido en un viento de componente norte, seco, recalentado y turbulento.
Con situaciones de poniente aterralado, la masa de aire caliente no llega a afectar por igual a toda la ciudad de Málaga. No son raras las diferencias de hasta 10 ºC entre las estaciones meteorológicas del puerto de Málaga y el aeropuerto, apenas a 4 kilómetros de distancia.
El cambio de terral a levante viene acompañado, a veces, de fuertes rachas de viento, de hasta 60 km/h, lo que los pescadores locales llaman “viento sucio”, ya que se entremezclan las olas de poniente y de levante, agitándose mucho la superficie marina y complicando la estabilidad a las pequeñas embarcaciones.
Cascada de récords aterralados
En lo que llevamos de año (2023) han tenido lugar en Málaga once terrales, cuatro de los cuáles han provocado temperaturas superiores a los 40 ºC, batiéndose algunos récords absolutos de temperatura. El pasado 19 de julio se igualó el valor de temperatura máxima absoluta del aeropuerto de Málaga, con 44,2 ºC, igualándose el registro del 18 de julio de 1978. Otros valores muy altos medidos allí en julio con situaciones de terral son los 44 ºC del 5-7-1994; 43,8 ºC del 10-7-1950, y 43,3 ºC del 12-7-2023. Para el mes de agosto destacan los 44 ºC del 9-8-1953 y los 43,7 ºC del 2-8-2020.
Tampoco podemos olvidarnos de las elevadas temperaturas nocturnas que provoca el terral. En los últimos episodios del presente verano se han batido dos récords absolutos. El pasado 20 de julio se registró (en el observatorio del aeropuerto de Málaga) la mínima más alta de toda la serie histórica (que comienza en 1942): 31,6 ºC. El anterior récord, cuando se alcanzó este valor eran los 29,4 ºC del 3-8-1949, pero esta misma semana, el pasado 2 de agosto, se alcanzó allí una mínima de 30,3 ºC, que ha pasado a ser la mínima más alta en agosto de toda la serie histórica.
El terral malagueño se convierte fuera de la época estival en un escultor de nubes, generando bellas nubes lenticulares en la zona, tal y como ha captado, en repetidas ocasiones, José Luis Escudero con su cámara de fotos (la imagen que acompaña estas líneas es un buen ejemplo de ello). Señala Escudero que el terral tiene cosas positivas, ya que no se suda. En su opinión, es llevadero si no se superan los 38 ºC. Con situaciones de levante, 31 ºC y una humedad del 80%, la sensación térmica es de esos mismos 38 ºC, pero sudando.
Comentamos por último que cuando sopla terral el agua superficial del mar se enfría, alcanzando los 17-18 ºC. Le siguen unos días en que las brisas marinas son frescas, se concilia mejor el sueño y no hace tanto calor durante las horas centrales del día. La cara y la cruz de un viento con identidad propia.