¿Por qué gran parte de los océanos permanecen sin explorar?
Los científicos han fotografiado con éxito un agujero negro, han aterrizado rovers en Marte y han enviado naves espaciales al lado oscuro de la Luna. Sin embargo, una de las últimas fronteras desconocidas y una de las más engañosamente familiares está en nuestro propio planeta.
Uno de los mayores desafíos de explorar el océano se reduce a la física. El Dr. Gene Carl Feldman, oceanógrafo del Goddard Space Flight Center de la NASA, explica que el océano, a grandes profundidades, se caracteriza por una visibilidad nula, temperaturas extremadamente frías y enormes cantidades de presión. "En cierto modo, es mucho más fácil enviar gente al espacio que al fondo del océano", dijo Feldman a Oceana. "Las intensas presiones sobre el fondo del océano hacen que el entorno sea extremadamente difícil de explorar".
Aunque no se note, la presión del aire que empuja hacia abajo nuestro cuerpo al nivel del mar es de aproximadamente 15 libras por pulgada cuadrada (algo así como 100 mil Newton por metro cuadrado). Si fuéramos al espacio, más allá de la atmósfera terrestre, la presión bajaría a cero. Esto cambia radicalmente cuando nos sumergimos con un vehículo submarino, allí las fuerzas se acumulan a medida que este desciende.
Por supuesto, los submarinos ocupados por humanos no son la única forma de explorar y estudiar el océano. Incluso podemos aprender algunas lecciones del espacio. Feldman se ha especializado en tecnologías satelitales que registran el color del océano como un medio para medir la distribución y abundancia de fitoplancton, que puede cambiar rápidamente e incluso duplicarse en un día.
Cuando estas tecnologías se utilizaron por primera vez a finales de la década de 1970, los satélites podían capturar imágenes detalladas del océano en minutos, mientras que un barco necesitaría 10 años de muestreo continuo para recopilar la misma cantidad de mediciones, según Feldman. Dicho esto, algunas cosas se miden mejor en el agua, por difícil que sea llegar allí.
Las tecnologías de exploración oceánica han recorrido un largo camino. Los flotadores y derivadores, dispositivos que dependen de las corrientes oceánicas para cargarlos mientras recopilan datos, se han complementado en los últimos años con una flota cada vez más sofisticada de vehículos submarinos. Esto puede incluir vehículos ocupados por humanos (HOV), vehículos operados a distancia (ROV) y vehículos autónomos e híbridos.
Según un estudio estadounidense de 2001, sería posible cartografiar todo el lecho marino a más de 500 metros de profundidad con un solo buque oceanográfico funcionando durante 200 años. "Con 40 embarcaciones, se necesitarían 5 años", dijo Walter Smith, geofísico de la Agencia Estadounidense Oceánica y Atmosférica (NOAA), cuando estimó el coste de la operación en cerca de 3 mil millones de dólares. "Puede parecer mucho, pero es menos de lo que la NASA espera gastar en su futura misión de exploración de Europa, la misteriosa luna de Júpiter", dijo el científico.