¿Por qué la mayoría de la población mundial tiene problemas digestivos al beber leche?

Durante años hemos pensado que una mutación genética desarrollada en ciertos grupos de población es la que favorece la producción de lactasa. Ahora la ciencia ha descubierto que no ocurrió cuando se creía.

intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa no es algo "nuevo": ahora sabemos que los primeros agricultores también lo sufrirían.

La intolerancia a la lactosa es uno de los problemas digestivos más comunes asociados con el consumo de leche. Esta condición ocurre cuando el cuerpo no produce suficiente lactasa, la enzima necesaria para descomponer el azúcar presente en la leche, la lactosa. Como resultado, la lactosa no digerida pasa al intestino grueso, donde las bacterias la fermentan. Y empieza la fiesta.

Casi un 60% de la población mundial (un 20-30% en Europa) se ve reflejado en esta escena: decide disfrutar de un delicioso helado después de la cena, pero tu estómago tiene otros planos. A las cuatro horas: gases, hinchazón, cólicos abdominales y diarrea ¿Resultado? Una fiesta desenfrenada de gases.

Y mira que cuando somos bebés producimos lactasa (casi siempre) sin problema, pero en algunos casos, al hacernos adultos, ¡el cuerpo decide dejar de producirla!

Una mutación genética: la solución

Durante décadas, los científicos creían que los primeros agricultores del Neolítico tenían una mutación genética que les permitía producir lactasa, la enzima que digiere la lactosa, incluso en la edad adulta.

lactosa
Durante décadas se pensó que sólo una mutación genética hizo que pudiéramos digerir la leche.

Esta mutación resultó ser tan beneficiosa que ayudó a los agricultores a expandirse por Europa, por eso en Europa las tasas de intolerancia a la lactosa son menores que en otras zonas como Asia.

¿O quizá no?

Pero parece que no es así , según explica la antropóloga especializada en arqueología biomolecular, Christina Warriner utilizando avances científicos recientes, como el análisis de ADN antiguo y la secuenciación del genoma, no había rastro de persistencia de lactasa entre los primeros agricultores del Neolítico.

Los primeros agricultores del Neolítico eran intolerantes a la lactosa.

Sí, todos nos hemos hecho la misma pregunta: ¿cómo y por qué la gente del Neolítico producía lácteos sin una base genética para digerirlos? Para resolver este enigma lácteo, Warriner decidió aventurarse a Mongolia, ¡el reino lechero por excelencia!

Un descubrimiento inesperado

Después de cinco años de investigación que incluyeron desenterrar genomas de antiguos mongoles y estudiar la microbiota intestinal de pastores locales, Warriner y su equipo hicieron un descubrimiento inesperado.

Resulta que los pastores mongoles tenían muy pocos problemas de intolerancia a la lactosa y sus intestinos estaban llenos de bacterias lácticas, bifidobacterias… vamos, una microbiota preparada para fermentar lactosa sin demasiadas consecuencias para el cuerpo en el que habitan.

lácteos
Una microbiota adaptada abre nuevas vías a preguntas sobre la intolerancia a la lactosa.

Y así, la arqueología nos muestra que los humanos han encontrado formas alternativas de adaptarse a una dieta láctea, sin necesidad de mutaciones en sus genes. ¿Quién hubiera pensado que la respuesta a nuestros problemas estomacales estaba en el intestino todo este tiempo? Un momento, no tan rápido.

No hay que venirse arriba

Aún queda mucho por saber, ¿qué fue antes, la lactosa o la microbiota? ¿Cuándo se produjo entonces la mutación? ¿Era porque tomaban fermentados y no leche como tal?

Actualmente sabemos que el consumo habitual de leche con lactosa cuando no producimos suficiente lactasa, puede acabar afectando a la composición de la microbiota intestinal.

Algunos estudios sugieren que la lactosa puede alterar el equilibrio de bacterias intestinales, lo que a su vez puede contribuir a problemas digestivos y trastornos como el síndrome del intestino irritable o malabsorción.

Alternativas a la intolerancia a la lactosa

Mientras tanto, tenemos la opción de quesos a partir de semicurado, que ya no tienen lactosa o yogures, donde las bacterias casi han acabado con la lactosa: es muy raro que un yogur haga que se presenten síntomas.

yogures
Yogures, quesos (a partir de semicurado) o bebidas vegetales son alternativas para quienes no tienen lactasa.

Pero si lo decimos, se acaba el chollo de los yogures sin lactosa porque, claro, a ver si vas a ser justo tú al que sí le da síntoma, o bebidas vegetales, la única alternativa de los alérgicos a proteínas de leche, que es diferente a la intolerancia a la lactosa.

En definitiva, nos queda mucho por aprender del pasado y mucho por avanzar en el futuro para saber más y tratar mejor uno de los problemas digestivos que más incomodan a quienes quieren tomar lácteos y no pueden.