¿Por qué estos días nos damos tantos calambrazos?
Estamos a punto de entrar en nuestro coche cuando de repente, al tocar la puerta, ¡chas! Nos da la corriente. ¿Por qué sucede? La respuesta está relacionada con el tiempo.
Es algo realmente molesto. Nos pasa al tocar el carrito de la compra, al coger una silla metálica, al abrir la puerta del coche, o incluso, dando la mano a otra persona. Cuando nos cargamos de electricidad estática y tocamos algo suavemente, hay muchas posibilidades de sufrir un desagradable calambre.
El rozamiento es el responsable de que nos carguemos eléctricamente a medida que vamos realizando actividades. Si no tocamos objetos de forma continuada, si las suelas de los zapatos que llevamos son de goma y si hay poca humedad ambiental, inevitablemente vamos a sufrir un buen calambrazo la próxima vez que rocemos algo con la punta de un dedo. A veces, incluso, se escucha el sonido.
El papel de la meteorología
Como todos sabemos, el agua es conductora de la electricidad. Si el aire que nos rodea es húmedo, a lo largo del día nos iremos descargando gracias a las minúsculas partículas de agua presentes en nuestro alrededor. Pero si el aire es seco, apenas contendrá agua y la descarga será imposible. Esta es la clave. En días con humedad relativa muy baja lo notaremos al tocar superficies conductoras, especialmente las metálicas. Es algo que estamos viviendo en España estos últimos días.
Dentro de casa o en la oficina, a pesar de estar separados del ambiente exterior, también sucede. Aparatos eléctricos y la climatización hacen que la humedad, a veces, sea realmente baja. Además, tenemos más elementos candidatos a que nos den un calambrazo, ya sea una simple grapadora, la máquina de café o el propio compañero de mesa.
Una pista para saber si un día es seco o no lo es consiste en observar el color del cielo y el viento. Habitualmente los días ventosos y con ausencia de nubes nos dejan un cielo con un azul muy limpio. Con pocas excepciones, estos son los días más secos del año. Especialmente en invierno.
Más en invierno que en verano
Los calambrazos suceden más en los meses fríos que en los cálidos. En invierno la humedad es más baja, siempre que se den unas condiciones meteorológicas concretas. En verano, en cambio, la alta temperatura del aire permite contener más agua en forma de vapor de agua e impide que nos vayamos cargando de electricidad. Así que la meteorología es la que básicamente condiciona si al tocar algún elemento metálico podemos sufrir o no los desagradables calambrazos.
¿Hay solución?
Para evitar los molestos chispazos, la solución más sencilla es incorporar humidificadores dentro de casa o en la oficina. Así, haremos subir la humedad y va a disminuir nuestra carga estática.
También podemos optar por un cambio de calzado. Si usamos zapatos con suela de goma, que es muy aislante, no nos podremos descargar. En cambio, una suela de otro material, como el cuero, permitirá que nos vayamos descargando progresivamente.
Si somos holgazanes, lo mejor será que al tocar la puerta de un coche, una silla, un carrito de la compra... los toquemos con decisión y con todos los dedos de la mano a la vez. Así, evitaremos el efecto punta y la carga se va a repartir por una superficie mayor. Apenas notaremos el chispazo.
Coches antiguos y energía estática
El coche de nuestros padres, y si somos jóvenes, el de nuestros abuelos, contaba con una cinta en la parte inferior del maletero que se descolgaba desde la carrocería hasta el suelo. No era muy estética y hacía que el coche fuera algo más feo, pero su función era claramente beneficiosa: ir descargando el coche a medida que se iba cargando con la fricción del aire. Era una toma de suelo. Aunque parece de otra época, hoy en día aún puede adquirirse en tiendas especializadas. Y como no, por internet.