¿Por qué nos duele la cabeza cuando hace viento?
Con la llegada de los primeros días de fuertes vientos a España algunos volvemos a sufrir dolores de cabeza. Popularmente es muy conocida esta consecuencia del viento, pero... ¿qué dice la ciencia?
En pocos días hemos pasado de temperaturas más altas de lo normal para la época a tener que recuperar el abrigo del armario. Es cierto que no ha pasado por igual en todo el país, pero el desplome térmico ha sido considerable y en muchos lugares ya se ha escuchado aquello de el frío ha venido para quedarse. No deberíamos hacer mucho caso a esto porque los veranillos que vienen suelen provocar una recuperación de las temperaturas.
El descenso de las temperaturas ha venido acompañado de algo que hacía mucho tiempo que no teníamos: el viento. Entre la gran borrasca europea bautizada como Odette y un anticiclón en las Azores se ha creado un pasillo de vientos muy intensos y a la vez fríos. Son situaciones más típicas de un otoño avanzado o del inverno, pero nada impide que esto pueda ocurrir de forma tan temprana.
El viento no es un fenómeno muy agradable ni deseado. Es molesto en la mayoría de situaciones. Además, parece que provoca dolor de cabeza a la gente. Muchos lo hemos notado alguna vez. ¿A qué se puede deber?
Qué es exactamente el viento
Suele haber mucha confusión y errores de concepto a la hora de hablar del viento. Es muy habitual escuchar a la gente decir hoy hace mucho aire. Evidentemente, el aire siempre está. Si no estuviera, no podríamos respirar. Lo correcto sería decir hoy hace mucho viento.
El viento exactamente es aire en movimiento. No entraremos hoy a detallar su origen, que requeriría un artículo completo aparte, pero para lo que nos interesa en este momento es suficiente con saber que es una masa de aire que se desplaza de un lugar a otro. Puede hacerlo a mayor o menor velocidad. Esto determinará cómo lo acabaremos notando, si fuerte o débil.
El aire es transparente. Es cierto. Y las cosas que no se ven son difíciles de imaginar o tocar, pero con el aire solo hace falta sacar la mano por la ventanilla de un coche para notarlo. Y no será lo mismo hacerlo a la velocidad a la que vamos por una ciudad que a más de 100 km/h. Ahora ya podemos entender por qué se desintegra el material que llega del espacio al intentar cruzar la atmósfera viajando a varios kilómetros por segundo.
El dolor de cabeza
El efecto que tiene el viento sobre el cuerpo humano está relacionado con la meteorosensibilidad. Hay personas que son sensibles a los cambios de tiempo tales como los de la presión atmosférica. Es el efecto más conocido. Quién no ha escuchado alguna vez decir eso de me duele la rodilla, seguro que cambia el tiempo. También afecta el cambio de horas de luz, por ejemplo. Ojo porque no estamos hablando de simples dolores. Algunas personas acaban sufriendo alteraciones en el sueño y ansiedad.
El viento también provoca efectos en el cuerpo de algunas personas. Especialmente si sopla fuerte y en épocas de frío. Parece que el dolor está relacionado con lo que se denomina dolor de cabeza por estímulo frío. Cuando comemos un helado o tomamos una bebida muy fría también puede dar lugar a este dolor de cabeza. Si el viento sopla fuerte y la temperatura es baja, afecta especialmente a la zona más desprotegida del cuerpo, que es la cara y la cabeza, que van destapadas. El frío estimula el nervio trigémino, que transmite las sensaciones del cuerpo a la cabeza, ordenando al cerebro la dilatación o constricción de forma muy rápida de los vasos sanguíneos para regular la temperatura tras el frío repentino. Este proceso tan rápido es el que nos provoca el dolor de cabeza.
Así que la ciencia apoya la teoría de que el viento fuerte y frío puede provocar dolor de cabeza. No es una invención o una excusa de unos pocos.