¿Por dónde pierde más calor nuestro cuerpo en invierno?
Cuando salimos a la calle con un frío invernal solemos cubrirnos la cabeza con un gorro pensando que es por donde más calor perdemos. ¿Realmente es así?
Ya nos estamos adentrando en las semanas que suelen ser las más frías del año. Las capas de ropa se nos hacen a veces insuficientes para soportar las bajas temperaturas y, a menudo, solemos recurrir a unos guantes y un gorro para hacer el paseo más llevadero.
Casi todos tenemos la sensación de que la cabeza es más sensible a la pérdida de calor. Quizá por ser la parte donde se concentran gran parte de nuestros sentidos y que aloja el cerebro, le prestamos más atención. Lo hacemos, por cierto, consciente e inconscientemente. Fijaos que cuando nos está a punto de impactar un objeto, lo primero que hacemos es protegernos la cabeza con los brazos. Es casi un acto reflejo.
Cómo y por dónde perdemos más calor
El cuerpo humano debe mantener una temperatura de forma constante para que las funciones vitales funcionen de forma correcta. Dependiendo de cada persona puede variar unas décimas, pero lo normal es que ronde los 36,5 ºC - 37 ºC. Ahora bien, la temperatura exterior no lo pone fácil.
Hay bastantes procesos por los cuales el cuerpo pierde calor por culpa de las condiciones exteriores. Se pierde un poco de calor por exhalación del aire de nuestros pulmones al respirar, por evaporación del sudor y zonas húmedas y por conducción al tocar objetos. Pero con lo que más perdemos calor es por radiación y por convección. El primer caso como lo haría una estufa, y el segundo, el aire caliente que rodea nuestra piel se reemplaza, especialmente cuando sopla el viento, por otro más frío.
La cabeza... ¿va a la cabeza de la pérdida de calor?
No. Es cierto que en la cabeza tenemos más vasos sanguíneos y más sensibilidad ante el frío, pero el calor se pierde de forma uniforme a lo largo de toda nuestra superficie. Lo que ocurre es que en invierno necesitamos tener la cara descubierta para poder ver, oler y respirar, mientras el resto del cuerpo está bien cubierto.
Se tiene la sensación de sufrir más frío y perder calor por la cabeza, pero esto no deja de ser una sensación. En otras partes del cuerpo, menos sensibles, también perdemos la misma cantidad de calor.
Pies y manos, otro mito
Efectivamente, cuando bajan mucho las temperaturas, son dos partes del cuerpo que nos suelen dar muchos problemas. Sobre todo los pies. Se trata de extremidades más o menos pequeñas que a decisión del cuerpo, en casos extremos, se puede llegar a sacrificar la irrigación de sangre, pudiendo llegar a perder sensibilidad. A pesar de esto, por pies y manos se pierde el mismo calor que en el resto de partes del cuerpo.
Tal y como sucede con la cabeza, pies y manos están más expuestos al exterior. Necesitamos las manos para agarrar objetos, y los pies en libertad para poder andar bien. En realidad, la parte por donde se perdería más calor si fuéramos desnudos por la calle sería el tronco. Básicamente porque la superficie de piel es mayor.