Otra consecuencia más del calor
Un nuevo estudio de Harvard confirma lo que todos hemos sentido alguna vez en propias carnes durante una ola de calor. No pierdas detalle, que te va a sorprender.
En pleno verano disfrutamos de las vacaciones –los que podemos- y de un sinfín de sensaciones asociadas al periodo estival pero no todas son buenas. ¿Quién no se ha sentido abrumado con el exceso de calor? Y más concretamente, ¿quién no ha terminado odiando las olas de calor?
Una ola de calor supone varios días seguidos –normalmente un mínimo de tres- con temperaturas mínimas y máximas anormalmente elevadas; este tipo de eventos ponen en jaque nuestra salud; sabemos que existe una curva en forma de V entre mortalidad y la temperatura. Además, si añadimos la persistencia exigida en una ola de calor, la cosa se complica. A todo ésto ahora tendremos que considerar una desafortunada consecuencia más: el aturdimiento.
Mejor no tomar decisiones importantes durante olas de calor
Un nuevo estudio realizado en Harvard y publicado en la revista PLOS Medicine ha demostrado que nuestra capacidad de pensar correctamente se ve mermada durante episodios de ola de calor. Los resultados fueron obtenidos después de analizar el rendimiento cognitivo de 44 estudiantes con y sin aire acondicionado en sus dormitorios durante 12 días seguidos del verano de 2016; durante el episodio de ola de calor –que se inició al quinto día y duró cinco días- los resultados obtenidos eran más pobres en aquellos estudiantes sin aire acondicionado, con respuestas en el test cognitivo más lentas y menos precisas.
Este detrimento de la función cognitiva asociado a la existencia de una ola de calor parecía, además, prolongarse unos días después de que la ola de calor hubiese cesado. La explicación parece residir en que aunque la temperatura exterior baje, los edificios en ocasiones tardan en refrigerarse manteniendo elevadas temperaturas a cubierto que impiden el alivio térmico.
Más olas de calor en la Tierra
En un mundo como el nuestro amenazado por la cambio climático cuyas consecuencias serán, entre otras, olas de calor cada vez más frecuentes y más intensas, ¿cómo nos quedamos ante estos resultados? Está claro que es más importante la correlación de “a más olas de calor más muertes” pero yo tampoco desdeñaría su capacidad de aturdirnos. Pues si empezamos a no poder pensar con claridad, así va a ser imposible frenar el cambio climático…