Ojos que cambian de color según el estado del tiempo, ¿mito o realidad?
Algunas personas afirman que los ojos cambian de color según el estado del tiempo o dependiendo de la estación del año. ¿Esto es posible? Aquí te explicamos si existe alguna conexión entre esa característica física y la meteorología.
Muchas personas, sobre todo las que tienen ojos claros, detectan un cambio de color en el iris y se lo adjudican a los cambios de tiempo. Efectivamente esa “teoría” tiene en parte un sustento científico. Factores como la variación de la luz en el ambiente, la intensidad de la radiación o la cantidad de horas de exposición solar, inciden en el color del iris de algunas personas.
Estos elementos se potencian en verano, hasta el punto que la mayoría de las personas que notan un cambio de color ligado a la meteorología, sospechan además que en verano sus ojos se aclaran “un poco”.
Los colores de los ojos
La parte coloreada del ojo se llama iris, una combinación de melanina con otros pigmentos nos otorgan el color en él. Los genetistas explican que la tonalidad del ojo humano se origina con tres genes, y estos manifiestan los colores marrón, verde y azul (los más comunes).
Dentro del grupo de colores más habituales se encuentra el marrón (entre el 55 y el 79% de la población mundial), el puesto número dos lo ocupa el color azul (entre el 8 y el 10% de las personas), y solo entre el 2 y el 3% de la población representa a las personas de ojos verdes.
El color verde es muy poco común, se caracteriza por tener muy poca melanina y un mayor grado del pigmento llamado “lipocromo”. Esta falta de melanina le da al iris un tono azulado, que mezclado con el lipocromo resulta en el preciado color verde de ojos.
Luego existen otros cuatro colores muy poco frecuentes: cada uno representa cerca del 1% de la población. El color ámbar, un color amarillento que se da por la predominancia de lipocromo; el “violeta”, que en realidad simplemente se trata del color lapislázuli, un tipo de azul muy intenso que con determinada luz de reflejos rojos puede aparentar violeta. Por ejemplo, el caso de la reconocida actriz Liz Taylor.
El segundo color de ojos mas raro es el negro, un marrón tan oscuro que es imposible diferenciar el iris de la pupila. Y finalmente con menos del 1% está el color de ojos gris, el más difícil de encontrar en la población humana, ocurre por una carencia muy prominente de melanina en el iris.
¿Sabes cuál es la función de la pupila?
La pupila se encuentra en la parte central del iris (es el circulo negro centrado), aunque en realidad es un agujero por donde entra la luz hacia la retina. Para regular la entrada de luz en el ojo, permitiendo que la retina reciba la necesaria, la pupila utiliza los dos músculos: el esfínter de la pupila (la cierra) y el músculo dilatador de la pupila (la abre).
Su funcionamiento es simple de comprender, cuando en el ambiente hay mucha luz la pupila se contrae, se hace pequeña para controlar la cantidad de luz que ingresa a la retina y así poder ver; mientras que en un ambiente de luz tenue o casi a oscuras la pupila se dilata muchísimo, para favorecer el mayor ingreso de luz. Estos movimientos se llaman miosis y midriasis, respectivamente.
No solo la variación de luz en el ambiente cambia el tamaño de las pupilas, existen otros factores como las emociones, algunas medicinas, el alcohol y las drogas que provocan midriasis. Por ejemplo, las pupilas se dilatan cuando sentimos miedo, nos ponemos nerviosos, nos entusiasmamos o bebemos alcohol. Además, la pupila nos puede avisar si tenemos algún problema en nuestra visión, especialmente, si vemos que su tamaño no es el habitual o que no reacciona con normalidad.
El movimiento de la pupila y el pigmento del iris
El iris rodea a la pupila, y cuando esta cambia su tamaño los pigmentos del iris se comprimen o esparcen cambiando el color aparente de los ojos. Es por esa razón que varias personas detectan que sus ojos se aclaran en días soleados, y mucho más en verano, al frecuentar ambientes más luminosos con más horas de luz natural.
Esto provoca que la pupila se contraiga, al encoger este círculo negro el iris que la rodea se expande, y los pigmentos en él se diseminan dando una apariencia de que los ojos se están aclarando.
Y a la inversa, muchas personas de ojos verdes o celestes detectan que sus ojos se tornan más oscuros o cambian de color en días tormentosos con falta de luz solar. En este caso, los pigmentos del iris, se distribuyen en una superficie menor porque la pupila se dilata frente a la falta de luz, dando ese cambio aparente de color.
El rol importante de la melanina
La melanina es un pigmento natural que se encuentra en el iris del ojo, la piel y el pelo. Su función principal es proporcionar protección contra el efecto dañino de los rayos ultravioleta (UV). Este filtro que absorbe la radiación solar se encuentra en el cuerpo en distintas concentraciones, lo que da como resultado que tengamos diferentes tonalidades de piel y colores de ojos.
Seguramente habrás notado que casi todos los recién nacidos tienen los ojos azules, esto se debe a que las células que generan la melanina son todavía inmaduras y apenas la producen; con el paso de los meses la cantidad de melanina aumenta, cambiando el color de los ojos y adquiriendo su coloración definitiva según la genética.
Existe la posibilidad de que una vez que el cuerpo se expone a la luz del sol de forma continua, algo muy dañino, produzca mayores cantidades de melanina, y esto puede llegar a producir un cambio en el color no solo de la piel sino también de los ojos. Esta opción de cambio de tonalidad es poco frecuente, pero no imposible. Los ojos pueden parecer de un tono más oscuro de marrón, azul o verde.
Investigando a los ojos verdes
De acuerdo a un estudio publicado por la Corporation Impulse de Los Ángeles, el color de ojos verde es el único que puede variar tanto de acuerdo al estado del tiempo, como al estado anímico, entre: azules, grises, verdes más intensos, o tirando a marrones.
Se cree que las personas con ojos verdes suelen ser más sensibles emocionalmente. Un estudio de la Universidad de Massachusetts sostiene que las células del iris verde se vinculan con una parte más desarrollada del sistema límbico y la amígdala, responsables de las emociones y sentimientos. O sea que son más proclives a la sensibilidad de las emociones por su relación con otras partes genéticas del cerebro.
Según el Dr. Anthony Fallone de la Universidad de Edimburgo, el ojo está tan ligado neurológicamente al cerebro que se podría decir que es la única parte de nuestro cerebro que se puede ver desde el exterior.