Curiosidades meteorológicas: escaldachón y la luz divina
Cuando entre las nubes se cuela algún rayo de sol, nuestra imaginación vuela a una representación divina. ¿Qué son estos rayos solares y cómo los nombramos?
Aún teniendo un cielo casi cubierto de nubosidad, como su reparto no es homogéneo del todo, suelen aparecer algunos huecos por los que se cuelan los rayos solares, preferentemente al amanecer o al anochecer.
Esta situación crea un efecto visual muy llamativo, que en muchos momentos de nuestra historia ha sido interpretado, como una señal divina. Muchos son los cuadros y las esculturas que han representado este momento, en especial en los de temática religiosa.
Miguel Ángel, Domenico Morelli y Bernini
Hay muchas imágenes de estos 'rayos divinos', quizás los cuadros de Miguel Ángel y de Domenico Morelli, en la representación de la “Conversión de San Pablo”, sean de los más característicos. En el de Michelangelo Buonarroti, la luz divina emana directamente de Dios y fue pintado en 1549, cuando la luz todavía se consideraba compuesta de pequeñas partículas.
El cuadro de Morelli, en el que los rayos provienen de un hueco entre las nubes, fue pintado en 1876 cuando la teoría onda-corpuscular estaba ganando adeptos. De ahí esa diferencia al plasmar el mismo fenómeno óptico.
También la escultura ha plasmado este bello fenómeno óptico y una de las representaciones mejores es el “Éxtasis de Santa Teresa” de Gian Lorenzo Bernini, situada en la iglesia de Santa María de la Victoria, en Roma.
Calandrón, raza de sol o luz reflejada
Este rayo de sol que surge a través de las nubes, como dice José Miguel Viñas en su artículo Arcasmos y otras particularidades del lenguaje meteorológico popular, recibe nombres diversos según las zonas, como raza de sol, calandrón, escaldachón, chugaína [chugá], caldiellu, llugada o llugatu (localismos asturianos estos tres últimos) y que en el interior de Cantabria también es conocido como rojana.
La realidad es menos poética que lo que nos dice nuestra vista o lo que queda representado en la pintura o escultura. Lo que sucede con el sol y las nubes es lo mismo que pasa cuando un rayo de sol penetra por el orificio de una de nuestras persianas y nos parece observar el rayo.
Simplemente las innumerables partículas de polvo, polen o los contaminantes que flotan en el aire interceptan la luz solar, la reflejan y crean en nosotros esa falsa realidad de ver los rayos solares.