Noche de Paz post-volcánica

La letra del poema que dio origen al villancico "Noche de Paz" se escribió en 1816 -en el conocido como "año sin verano"- y su música se compuso en 1818. El contexto climático en el que se produjo está ligado a la erupción catastrófica del volcán Tambora, en Indonesia, producida en abril de 1815.

Iglesia parroquial de Oberndorf, en el estado austriaco de Salzburgo, donde fue interpretada por primera vez el villancico “Noche de Paz”, el día de Navidad de 1818. FUENTE: www.busreisen.cc

La Nochebuena de 1818, con motivo de la misa del gallo, se interpretó por primera vez el villancico “Noche de Paz” (Stille Nacht, en alemán; si bien, el nombre completo del villancico más conocido del mundo es Stille Nacht, heilige Nacht [“Noche de paz, noche de amor”] en la pequeña iglesia parroquial de San Nicolás de Oberndorf, en el estado austriaco de Salzburgo. La interpretó un coro acompañado de una guitarra, no pudiéndose usar para tal fin el órgano de la iglesia, ya que las bajas temperaturas reinantes pasaron factura al instrumento. Los orígenes del villancico se remontan a dos años antes (1816) y coinciden en el tiempo con lo que los climatólogos han bautizado como “El año sin verano”, lo que permite establecer una interesante conexión entre los rigores del frío, una erupción volcánica excepcional y una de las composiciones musicales más famosas de la historia.

El 10 de abril de 1815, el volcán Tambora, en Indonesia, entró en erupción y sacudió a toda la Tierra, provocando un acusado enfriamiento a escala planetaria los años siguientes, que condicionó la vida de la sociedad de aquel entonces. Fue una erupción volcánica excepcional, la mayor ocurrida en los últimos 10.000 años, que, según las estimaciones, inyectó a la atmósfera del orden de 150 millones de toneladas de cenizas y otros aerosoles que formaron un velo de partículas que modificaron el flujo neto de radiación solar que llega a la superficie terrestre, lo que dio lugar, aparte de al citado descenso de las temperaturas, a grandes alteraciones en la dinámica atmosférica, con la consiguiente incidencia negativa en la producción agrícola.

En este contexto climático, el mismo año en que el monte Tambora voló por los aires, en Austria –gracias a una dispensa papal–, se ordenó sacerdote Joseph Franz Mohr (1792-1848). Empezó a ejercer el sacerdocio en la parroquia de la aldea alpina de Santa Marina, donde en 1816 escribió la letra de “Noche de Paz”.

El cráter del volcán Tambora, en la isla de Sumbawa, Indonesia, fotografiado desde la Estación Espacial Internacional el 3 de junio de 2009. Crédito: © NASA Earth Observatory.

Aquel “año sin verano”, Mohr, lo mismo que el resto de europeos y habitantes de otros lugares del mundo, presenció un comportamiento meteorológico muy anómalo, sin precedentes conocidos. Aparte del citado frío, que no se ciñó únicamente a los meses invernales, sino que se extendió a otras épocas del año, incluido el “verano”, las lluvias y nevadas a destiempo y también la falta de ellas en momentos clave del año agrícola, así como la ausencia casi total de días soleados, castigaron a las cosechas, lo que dio lugar a grandes hambrunas, extendiéndose un clima de desánimo y angustia generalizado, también propiciado por las guerras napoleónicas. La música fue el refugio que buscó aquel párroco austriaco, convirtiendo las seis estrofas que originalmente escribió de “Noche de Paz” (la versión que ha llegado hasta nuestros días solo incluye las tres primeras) en un canto o himno a la esperanza, lo que explica la gran aceptación que fue adquiriendo el villancico y su carácter universal.

El 1817, Joseph F. Mohr fue destinado como párroco a la iglesia de San Nicolás de la localidad austriaca de Oberndorf, cerca de Salzburgo. El tiempo dominante seguía siendo frío y desapacible. Las partículas del Tambora seguían marcando la pauta meteorológica, enfriando la superficie terrestre, lo que se traducía en veranos frescos, con muchos días nublados y con lluvias, e inviernos largos y muy rigurosos, que no debían invitar mucho a salir a misa a los habitantes de Oberndorf, a pesar de que el nuevo párroco se esforzaba por atraer a los fieles gracias a sus dotes musicales.

Las bajas temperaturas se encargaron de estropear el órgano de la iglesia, que no había forma de afinar, ya que la madera y sus partes metálicas, al contraerse mucho, pero de forma distinta, en el gélido ambiente interior del templo, se desajustaban entre ellas, lo que obligaba a Mohr a recurrir a su guitarra para acompañar al coro.

Izquierda: Retrato de Joseph Franz Mohr (1792-1848). FUENTE: www.saltzburgerland.com Derecha: Retrato de Franz Xaver Gruber (1786-1863) pintado por Sebastian Stief.

El año siguiente (1818) siguió por los mismos derroteros meteorológicos. Con la llegada del invierno –a las puertas de las fiestas navideñas–, el intenso frío volvió a hacer de las suyas. Ese año, Mohr había pensado para la misa de gallo que sonara en la iglesia de San Nicolás su poema Stille Nacht, heilige Nacht, para lo cual le encargó que compusiera la música a su amigo Franz Xaver Gruber (1786-1863), que era el organista y también ejercía de maestro en la escuela de la localidad.

La idea inicial era que Gruber compusiera la pieza para coro y órgano, pero, según parece, la víspera de Nochebuena, el instrumento –que seguía tocado por los efectos del intenso y prolongado frío– desafinaba y no había tiempo material para arreglarlo. Mohr le pidió entonces a Gruber que recompusiera con urgencia la partitura para que el villancico pudiera ser interpretado por el coro, pero acompañado por él a la guitarra.

La leyenda cuenta que Gruber compuso “Noche de Paz” en una noche. Lo más probable es que algunos días antes ya hubiera compuesto la música –atendiendo al encargo de Mohr– y que fuera la noche anterior a la Nochebuena la que Gruber escribió la partitura definitiva. Fue interpretada por el coro de la iglesia de San Nicolás de Oberndorf y con Joseph F. Mohr a la guitarra, durante la misa de gallo de la Navidad de 1818. Lo que no sabía nadie en ese momento es que había nacido un villancico universal y que además tuvo una génesis post-volcánica.