Más vitaminados como consecuencia del Cambio Climático
La concentración de CO2 atmosférico no solo altera el ritmo de crecimiento de las plantas si no que modifica los propios constituyentes de éstas con resultados sorprendentes.
Antes de empezar quiero destacar, para que podáis comenzar a leer este artículo sin excesivos prejuicios, que no pretendo hacer apología del Cambio Climático. Lo que os voy a describir no es más que una de esas tonalidades grises que acompañan a todas las cosas que, como ya sabéis, nunca son del todo blancas o negras.
Buceando entre revistas científicas me he encontrado varios artículos sorprendentes. Es sabido que a más CO2 las plantas ven modificado su ritmo de crecimiento, viéndose éste incrementado hasta un cierto umbral por estimulación de la fotosíntesis; pero en lo que yo no había caído es en que las propiedades de éstas también pueden verse alteradas con cambiantes concentraciones de CO2. De hecho, ésto es lo que han demostrado diversos estudios con resultados que me han dejado –al menos a mi- ojiplática.
A más CO2, más concentración de vitamina C
Un artículo publicado en “Agriculture, Ecosystems & Environment” concluye como al aumentar la concentración de CO2, la producción de naranjas se incrementa y, lo que es más importante o quizás más novedoso, también lo hace la concentración de vitamina C por naranja.
En concreto trabajaron con plantaciones de naranjos durante 12 años, contando, pesando y analizando todas las naranjas producida por cada árbol. Descubrieron que un aumento del 75% en la concentración de CO2 del aire producía un incremento en el número de frutos producidos del 74 ± 9% y un ascenso en la concentración de vitamina C de un 5 ± 1%. Es decir, que tomarse ahora un vaso de zumo de naranja sale mucho más a cuenta para nuestra salud en lo tocante a vitamina C que hace 100 años.
Más protegidos de los efectos de la radiación UV-B
No es un caso aislado. Hay muchos más estudios que recogen resultados similares o experimentos en esa línea. Destaco, por ejemplo, el publicado en “Physiologia Plantarum” en el que se explica cómo en un ambiente con 180 ppm más de CO2 se enriquece la concentración de flavonoides, lo que nos permitiría una mayor protección contra los daños producidos por la radiación UV-B.
No puedo evitar volver a pensar en Lovelock -y ya van tropecientos artículos en que me acuerdo de él, así que tendré que empezar a admitir que soy una fan más de su teoría- y en su teoría Gaia en la que, según él, la Tierra potencia aquellos ingredientes que favorecen la vida. Quizás, y solo quizás, la Tierra nos está dando una última oportunidad fortaleciéndonos para lo que se nos viene encima con el Cambio Climático…