¿Qué es una manga marina o "tromba" y qué pasa si toca tierra?
Las mangas marinas son bien conocidas en nuestras costas. La facilidad con la que generan vientos huracanados y su difícil predicción las convierte en uno de los fenómenos meteorológicos singulares más impactantes.
Una manga marina es un potente torbellino de viento que se desarrolla sobre una gran superficie de agua, ya sea el mar o un lago. Generalmente, es el nombre que recibe un tornado que se se desplaza sobre el agua y, por tanto, comparten casi todas las características de sus homólogos terrestres. De hecho, pueden adentrarse en tierra firme y transformarse en tornados o viceversa. Las trombas marinas constan generalmente de una nube embudo que se desprende de la base de un cumulonimbo y que alcanza la superficie del agua, donde los fuertes vientos la levantan y pulverizan formando una nube de gotas de agua que rota a gran velocidad.
Al igual que sucede en los tornados, la circulación de vientos de una manga marina responde a un equilibrio entre la fuerza centrífuga de su circulación y la baja presión de su interior que tiende a hacer caer el aire hacia el centro. A medida que el aire se aproxima al eje de giro del torbellino, va acelerando su velocidad por conservación del momento angular. Esto es fácilmente visible con el ejemplo de un patinador que gira sobre sí mismo con los brazos extendidos, si los contrae rápidamente, estará trasladando parte de su masa a un punto más cercano al eje de rotación y su velocidad de giro se incrementará, dando vueltas mucho más rápidamente.
Las trombas marinas se clasifican en varios tipos al igual que los tornados, siendo habitual distinguirlas entre las no supercélulares y las supercelulares o mesociclónicas. El primer tipo es el más común y suele estar asociado a tormentas convencionales como sucede con los tornados no mesociclónicos (landspouts), sin embargo, existe una única diferencia importante con respecto a los tornados terrestres: la superficie del océano no tiene obstáculos y su temperatura superficial constante facilita convección y la estabilidad de la circulación de estos torbellinos.
Son, por tanto, relativamente más frecuentes que sus equivalentes en tierra, los tornados no mesociclónicos, sobre todo los ejemplares más débiles. Además pueden estar asociadas a nubes y corrientes convectivas pequeñas que difícilmente podrían generar un tornado en tierra, por lo que no es extraño ver mangas marinas descolgarse de nubes cúmulo de tamaño medio y generar vórtices pequeños, con vientos de poco más de 70 km/h. A menudo se llaman mangas marinas "no tornádicas" que se disipan rápidamente cuando interaccionan con tierra firme. No por ello deben subestimarse, puesto que los casos asociados a fuertes tormentas sí pueden alcanzar velocidades mayores, de entre 180 y 250 km/h y causar graves daños si se adentran en tierra firme.
El segundo tipo, menos frecuente, es el de las trombas marinas supercelulares. Comparten todas las características de los tornados supercelulares y suponen una amenaza mucho mayor tanto para las embarcaciones como para la costa, si es que llegan a alcanzarla. Como la mayoría de tornados supercelulares, suelen tener una duración y tamaño relativamente mayor, y la velocidad del viento puede ser muy superior a los 200 km/h en casos intensos.
Mangas marinas en España
Lo cierto es que es un fenómeno habitual en zonas costeras de mares templados durante episodios de tormentas y así en la Península Ibérica, aunque su reducido tamaño y corto desplazamiento impide en bastantes casos que sean una amenaza directa en tierra firme. Las costas del Mediterráneo son un caldo de cultivo para este tipo de fenómenos, especialmente en otoño, cuando el mar se encuentra a una temperatura más elevada y los primeros frentes y borrascas otoñales comienzan a afectar a la cuenca mediterránea disparando la convección. Con relativa frecuencia también aparecen en las costas del Atlántico y en el Cantábrico.
Un caso particular reciente fue el acontecido el 15 de abril de 2020 en Cádiz: una manga marina tocó tierra dañando varias embarcaciones y afectando a las instalaciones del observatorio de la Agencia Estatal de Meteorología, derribando la garita meteorológica de la estación. El anemómetro registró una racha de 140 km/h.
Uno de los casos más impactantes e intensos tuvo lugar la mañana del 29 de agosto de 2020 en Banyalbufar (Mallorca). Se trató de una manga marina supercelular que tocó tierra y se adentró en la isla, derribando miles de árboles y causando daños materiales importantes en algunas fincas, comparables a una intensidad EF-2 en la escala mejorada de Fujita, que se atribuyen a velocidades de viento comprendidas entre los 179 km/h y 218 km/h.