Los vientos de marzo
El mes de marzo es el más ventoso en gran parte de España. Así lo avalan algunos refranes, la climatología y también las efemérides meteorológicas, en las que encontramos registros extraordinarios de viento prácticamente para cada uno de los días de este mes.
Si hay un fenómeno atmosférico con el que identificamos al mes de marzo, ese es, sin duda, el viento. Uno de los refranes del tiempo más conocidos y que resiste el paso del tiempo es el que afirma: “Marzo ventoso y abril lluvioso hacen a mayo florido y hermoso”. La gran variabilidad que caracteriza el comportamiento meteorológico de la primavera, puede hacer que un año el mes de marzo venga con poco viento, o que tengamos un abril escaso de lluvias. A pesar de ello, tanto el refranero como la climatología ponen de manifiesto una realidad avalada por las observaciones.
Entre los refranes que refrendan el carácter ventoso del tercer mes del año, destaca el que afirma que “En marzo, la veleta ni dos horas está quieta”, y tampoco podemos olvidarnos de la larga serie de ellos que aluden a la crudeza propia del invierno que acontece cuando marzo “vuelve el rabo”. Esta forma metafórica de referirse a los cambios bruscos de tiempo que nos suele regalar el mes de marzo en sus últimos días (el rabo), lleva implícita los vientos, normalmente del norte, asociados a las situaciones meteorológicas que propician dichos cambios.
Lo cierto es que son muy variadas las situaciones sinópticas que pueden provocar episodios ventosos en el mes de transición entre el invierno y la primavera; desde situaciones del oeste asociadas al paso de trenes de borrascas atlánticas, hasta situaciones del noroeste, nordeste, este, sur, sureste y suroeste. Toda la rosa de los vientos queda cubierta en marzo.
El meteorólogo Ángel Rivera, en su fantástico libro “Meses y Tiempos” (Punto Rojo, 2014) describe lo que acontece, meteorológicamente hablando, en esta época del año: “El suelo va calentando levemente al aire que tiene por encima y éste se encuentra así más ligero para moverse. Aparece el viento… pero, todavía, las masas que se movilizan están en general bastante frías y la sensación térmica es con frecuencia desagradable.”
Y enlazando con la “vuelta del rabo” y la consiguiente marzada (nombre popular que describe las irrupciones frías del mes de marzo), Rivera añade que “en esa movilidad aún puede alcanzarnos alguna masa gélida retrasada, aunque es cada vez menos probable en la medida en que el mes avanza.”. Son esas situaciones norteñas las que provocan normalmente las rachas de viento más intensas, algunas de las cuales quedan incluidas entre la larga lista de efemérides meteorológicas diarias, recopiladas desde hace muchos años por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Una racha de viento extraordinaria por cada día del mes
Basta con echar un vistazo rápido por las efemérides correspondientes al mes de marzo, para comprobar que prácticamente todos los días del mes, sin excepción, hay reseñado algún registro de viento extraordinario. Ciñendo la búsqueda únicamente a los cinco primeros días del mes, tenemos una racha de 117 km/h en Jaén el 2 de marzo de 2001, una de 120 km/h en Castell de Ferro (Granada) el día 2 de 2014, otra de 131 km/h en Cruz de Tejeda (Gran Canaria) el día 3 en 2021, 116 km/h en Sotillo de la Adrada (Ávila) el 4 de marzo de 2018 y 128 km/h en Albox (Almería), el 5 de marzo de 2009. De seguir avanzando en el mes, localizamos prácticamente un registro de viento destacado por día, certificando su carácter ventoso.
Sin abandonar el libro de Ángel Rivera, en otro pasaje del mismo se comenta que de todas las estaciones climáticas, “la primavera es la más ventosa, si bien en la zona del Estrecho y en algunas otras del tercio sur peninsular lo es el verano.” Esta última circunstancia viene motivada por el reforzamiento del anticiclón de las Azores sobre la Península durante el período estival, lo que favorece un marcado flujo de Levante en la zona del Estrecho y Alborán. En el mes de marzo se da una mayor alternancia entre el régimen de Levante (tiempo anticiclónico) y Poniente (situaciones atlánticas).
Concluye Rivera el capítulo dedicado al mes de marzo, con las siguientes líneas referidas al viento que lo caracteriza: “Aun con sus inconvenientes, o sus desagradables sensaciones, es bienvenido siempre el viento vivificador. El viento es lo que nos da, en su inquietud constante, en sus remolinos sin fin, ese aire tan limpio, tan claro, tan potenciador de vida… tan retador.” ¡Bienvenidos sean los vientos de marzo!