Los símbolos meteorológicos
En 1870 surgieron los primeros símbolos del tiempo en la información meteorológica elaborada en EEUU. Con el paso de los años, la comunidad meteorológica internacional fue adoptando símbolos estándar. En televisión, el uso de iconos se generalizó, formando hoy en día parte del imaginario popular.
Uno de los elementos que más ayuda a acercar la Meteorología al gran público es la variada simbología e iconografía utilizada en la información meteorológica. Desde los inicios de los espacios del tiempo de televisión –en España comenzaron en octubre de 1956, coincidiendo con el inicio de las emisiones de TVE– los símbolos e iconos utilizados en los mapas del tiempo se han convertido en el principal código identificativo del tiempo meteorológico, a lo que han contribuido en los últimos años las aplicaciones del tiempo de los móviles, al margen del resto de información –gráfica y no gráfica– hoy en día disponible.
Cuando en la segunda mitad del siglo XIX comenzó a transmitirse información meteorológica a través del telégrafo, empezaron a introducirse, progresivamente, los primero símbolos para representar algunos fenómenos meteorológicos. El símbolo de la tormenta eléctrica (el característico rayo) fue de los primeros en utilizarse, en la década de 1870. En aquel momento, el Departamento de Guerra de los EEUU era el encargado de confeccionar los primeros mapas meteorológicos con las observaciones disponibles en el vasto territorio estadounidense (la mayoría de ellas localizadas en observatorios y estaciones de la costa este).
En 1872, se creó un primer comité cuya misión fue establecer unos símbolos estandarizados para representar distintos tipos de condiciones meteorológicas actuales (tiempo presente), y esos estándares se empezaron a adoptar en distintos países.
Aquellos símbolos de uso internacional fueron los primeros de una larga lista de ellos que se fueron incorporando a la cada vez más abundante información gráfica meteorológica. Desde aquella época hasta la actualidad, primero la OMI (Organización Meteorológica Internacional) y posteriormente la OMM (Organización Meteorológica Mundial), a través de distintas comisiones técnicas de trabajo, han ido estableciendo centenares de símbolos, empleados hoy en día en los mapas con datos SYNOP y otros muchos productos gráficos, tanto de análisis como de predicción meteorológica.
La manera de representar los distintos tipos de frentes, por ejemplo, está estandarizada. El frente frío, de trazo grueso, color azul y con sus característicos triángulos, se representa así en todo el mundo, con independencia de que el mapa donde aparezca lo haya confeccionado el Servicio Meteorológico de Australia, Marruecos o Perú.
Aciertos y errores de los iconos del tiempo
Con la llegada de la información meteorológica a la televisión, en un primer momento los meteorólogos encargados de presentar el tiempo fueron mostrando a los telespectadores parte de esa simbología que se había ido adoptando por parte de la comunidad meteorológica internacional, pero el nuevo medio permitía licencias que fueron rápidamente imponiéndose. La incorporación de iconos para representar el tiempo soleado, nuboso, con lluvia, nieve…, ventoso, con tormentas o niebla, fue ganando protagonismo en los espacios del tiempo, frente a los símbolos oficiales, más sintéticos y menos vistosos en el medio televisivo.
Cada televisión comenzó a usar sus grafismos, sin que en este caso se buscaran unos estándares. El resultado de este proceso evolutivo ha sido un totum revolutum, donde encontramos un poco de todo, desde iconos que ilustran bien el estado atmosférico o fenómeno que representan, hasta otros menos afortunados, que introducen confusión y generan unas ideas preconcebidas en la población, que, a posteriori, resultan difíciles de cambiar.
Los errores más frecuentes en la iconografía
El uso de la iconografía conlleva algunos problemas de fondo. Quizás el más importante sea representar con un solo icono un resumen del estado de la atmósfera durante 24 h, lo que muchos días es imposible. También nos topamos con el problema del determinismo, ya que el icono nos está indicando (pensando en tiempo previsto) de forma categórica cómo será meteorológicamente una jornada venidera en un determinado lugar, descartando la posibilidad de que puede haber otro tipo de tiempo, con la probabilidad de ocurrencia que corresponda.
Al margen de lo anterior, no faltan tampoco los iconos que introducen errores de bulto. El más común de todos ellos es la representación de las gotas de lluvia con forma de lágrima, cuando, en realidad, las citadas gotas en su caída son aproximadamente esféricas. Lo cierto es que esa forma lacrimal de representar la lluvia ya forma parte del imaginario popular. Otro fallo, que en este caso es más fácil de corregir, es la representación de la nieve con la estrellita correspondiente, pero con 8 puntas en lugar de las 6 que, en rigor, ha de tener, dada la estructura hexagonal que adoptan los cristales de hielo que forman el blanco elemento.
El modelo de icono con una nube y el hidrometeoro correspondiente debajo, no permite, por ejemplo, representar un icono fácilmente identificable del granizo. En este caso, los rebotes de los granizos en el suelo son una de sus señas de identidad y es recomendable trabajar sobre esa idea para mejorar el diseño de ese icono en particular.
Los intervalos nubosos y las nubes y claros también generan conflicto en la iconografía empleada para ilustrar ambos estados atmosféricos, ya que se emplea indistintamente la nube tapando parcialmente el sol. El problema en este caso es que si el tiempo previsto para mañana en un lugar son los citados intervalos nubosos, esa predicción lo que está indicando es que a lo largo de esa jornada habrá momentos con los cielos poco nubosos o despejados (azules) y otros en que esté nublado, con la mayor parte del cielo cubierto de nubes. El icono en cuestión transmite la idea de que todo el día va a estar soleado, con presencia de algunas nubes que, ocasionalmente, pueden tapar el sol, pero ese tipo de tiempo no coincidirá en muchos casos con el pronosticado.