Las precisas observaciones meteorológicas de la expedición Malaspina
Un reciente estudio da a conocer el análisis y validación que un grupo de investigadores españoles han llevado a cabo con los registros meteorológicos efectuados durante la expedición marítima Malaspina, entre los años 1789 y 1794.
La climatología histórica y la paleoclimatología han ido cobrando relevancia en paralelo a como lo ha ido haciendo el cambio climático, desde que a finales de los años 80 del siglo pasado Naciones Unidas creó el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático) y empezó a hablarse del asunto.
Saber con detalle cómo se ha comportado el clima en el pasado es fundamental para entender el cambio climático actual y su evolución futura. Los datos meteorológicos disponibles con anterioridad a 1850 (inicio de la época instrumental) son particularmente valiosos, en particular los efectuados desde barcos.
De las distintas expediciones marítimas, con fines científicos, comerciales y políticos, llevadas a cabo durante la Ilustración, la expedición Malaspina destaca por encima de las demás por la cantidad y la calidad de las observaciones meteorológicas llevadas a cabo desde las dos corbetas que participaron en ella (Atrevida y Descubierta).
Durante un largo periplo de 5 años (1789-1794) por los océanos Atlántico y Pacífico, la expedición atesoró una ingente cantidad de datos científicos que conforman un legado único que todavía no se ha estudiado en su totalidad. El marino Alejandro Malaspina (capitán de la Descubierta) lideró la expedición, junto a José de Bustamante y Guerra (capitán de la Atrevida). Bajo el nombre de “Viaje científico y político alrededor del mundo”, la Corona Española (reinado de Carlos III) financió esta ambiciosa expedición.
La expedición Malaspina contribuyó a mejorar el conocimiento en infinidad de disciplinas como la astronomía, la geografía, la botánica, la etnología, la lingüística… y también la meteorología, gracias al conjunto de observaciones que de forma sistemática se fueron efectuando en las distintas travesías de los dos barcos.
Observaciones con instrumental preciso
Una reciente investigación, publicada en julio de 2022 en la prestigiosa revista BAMS (Bulletin of the American Meteorological Society), ha estudiado en detalle esas observaciones, verificando su calidad y representatividad de las condiciones meteorológicas reinantes durante aquellos años de finales del siglo XVIII en que tuvo lugar la expedición.
El trabajo se titula On the Value of Early Marine Weather Observations The Malaspina Expedition (1789–94), ha aparecido en el nº 7 del Volumen 103 de la citada revista, sus autores son M. A. Obregón, M. T. Rodas, A. M. M. Farrona, F. Domínguez-Castro, M. C. Gallego, R. García-Herrera, and J. M. Vaquero; todos ellos investigadores españoles adscritos a diversas instituciones científicas, principalmente del ámbito académico.
La base de su trabajo han sido los manuscritos correspondientes a las observaciones meteorológicas llevadas a cabo durante la expedición (13.000 datos instrumentales en números redondos), conservados en el Archivo del Museo Naval de Madrid.
Según inventarió Claverán en 1988, para efectuar las observaciones meteorológicas de la expedición se utilizaron dos higrómetros de la mejor construcción, un termómetro para medir la temperatura del agua del mar, un anemómetro de M. Perica, una balanza hidrostática portátil, un termómetro Dollond, aparte de la colección Manheim de instrumentos meteorológicos.
A este preciso instrumental de la época, hay que sumar una gran disciplina y minuciosidad en a la hora de realizar las observaciones y anotarlas en los cuadernos por parte de los oficiales, guardiamarinas y el personal científico que se fue encargando de ello.
Una gran base de datos fiable y minuciosa
Los autores del artículo antes citado han extraído todos los datos disponibles (hay algunas lagunas) de las temperaturas máxima y mínima diaria, la presión atmosférica (también máxima y mínima anotada cada día), la intensidad y dirección del viento y las anotaciones sobre el estado del cielo. Toda esa información se ha digitalizado, sumando cerca de los 13000 datos a los que hicimos referencia.
En las tablas manuscritas los registros de temperatura aparecen expresados en grados Fahrenheit y la presión en pulgadas inglesas, lo que obligó a hacer un cambio de unidades de medida, adoptando las que se utilizan en Archivo Meteorológico Marítimo Internacional (IMMA), que para ese par de variables meteorológicas son el grado Celsius( ºC) y el hectopascaL (hPa).
Recopiladas todas las observaciones meteorológicas y expresadas en las unidades adecuadas, lo siguiente que se hizo fue comparar los datos de temperaturas y presión diarias con el reanálisis de 40 años de NCEP-NCAR de las estaciones meteorológicas disponibles, comprobándose que existe una buena concordancia. El trabajo otorga un alto nivel de confianza a las lecturas meteorológicas marinas instrumentales que se llevaron a cabo durante la expedición Malaspina.
Aquella fue una expedición ejemplar y única por muchos motivos, entre los que está la información meteorológica aportada, obtenida en lugares de climas muy distintos (Alaska, Filipinas, islas Fiji, Montevideo, Acapulco, Panamá…), con el valor añadido de proporcionar miles de registros de calidad en mar abierto. Estas observaciones marinas serán muy útiles de cara a futuras investigaciones sobre el cambio climático y el relevante papel que tiene en él la componente oceánica.