Más desdibujadas y extremas: así son las nuevas primaveras
El adelanto de la primavera está trastocando los ciclos biológicos. Es la principal evidencia de la manera en que el calentamiento global está desdibujando la estación primaveral, cada menos parecida a las que tuvimos en nuestra infancia.
La primavera que Antonio Vivaldi describió con música de manera magistral, a principios del siglo XVIII, lo mismo que la que besaba suavemente la arboleda, y el verde nuevo brotaba como una verde humareda, saliendo en este caso de la pluma de otro Antonio (el genial Machado en este caso) dos siglos más tarde, retratan una primavera que cada vez se parece menos a las que estamos viviendo en la actualidad y a las que están por llegar. La estación del año que sirve de puente entre el invierno y el verano se está desdibujando. Aunque su naturaleza siempre ha sido cambiante, encontramos en ella cada vez más rasgos que se alejan de esa primavera musical y poética a la que hemos hecho referencia.
El calentamiento global y los impactos asociados a él están alterando el ritmo de las estaciones del año. Pensando en la primavera, su adelanto es cada vez mayor, lo que está trastocando numerosos ciclos biológicos. El tiempo primaveral se está desajustando del calendario, y aparte de esto, se está volviendo más extremo. Tanto las anomalías de temperatura (preferentemente episodios de calor) como de precipitación (por exceso o por defecto), junto a un marcado aumento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, están configurando una nueva primavera, que solo nos muestra a retazos la que recordamos de nuestra niñez.
Floraciones cada vez más tempranas
La alteración de las pautas de comportamiento de animales y plantas es una de las consecuencias más evidentes de esos cambios que están teniendo lugar en la estación primaveral. En el Informe Frontiers 2022, publicado por el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) se cuantifica un adelanto en 2,8 días por década, en promedio, en las fechas de migración de aves, la época de reproducción de algunos animales, la floración, el momento en el que brotan las hojas de diferentes especies de árboles o el nacimiento de los frutos. La aparición de la flor del cerezo en Japón, cuyo registro en ciudades como Kyoto se remonta al año 800, muestra una marcada tendencia a ocurrir en fechas cada vez más tempranas, siendo 2021 cuando tuvo lugar antes de toda la serie histórica de más de 1.200 años de duración.
Ese adelanto es también palpable en la floración de los almendros, lo mismo que en la aparición de las hojas de muchas especies arbóreas de bosques, parques y jardines de todo el mundo. Contribuyen a ello hechos ya constatados y certificados por los registros meteorológicos, como la subida de las temperaturas en primavera (tendencia creciente en los últimos años), la reducción de los días de heladas o de la cubierta de nieve primaveral en el hemisferio norte desde 1950; un hecho al que es muy probable que haya contribuido la influencia humana, tal y como apunta el Sexto Informe del IPCC (AR6, 2021).
Las lluvias en las nuevas primaveras
El comportamiento de las lluvias en primavera también está cambiando. En un reciente estudio publicado en la revista Nature Climate Change (número del 14 de febrero de 2022) se constata una disminución en los días de lluvia primaverales en Europa a lo largo de los últimos 30 años, que contribuye también a trastocar los ciclos naturales. El adelanto primaveral a nivel biológico es de entre 15 y 20 días desde los años 80 del siglo pasado hasta nuestros días. Si no logramos poner freno al calentamiento global (lo que en el nuevo escenario bélico actual se torna todavía más difícil) la irrupción primaveral se adelantará entre 3 y 5 días por década lo que resta de siglo. Febrero está abocado a convertirse en un mes primaveral si todo evoluciona por esa senda.
Las proyecciones climáticas apuntan, por un lado, a que en las nuevas primaveras lloverá menos días, pero lo hará con mayor intensidad y, paralelamente, los períodos secos y rachas secas aumentarán muy significativamente en la región mediterránea. Ante este panorama, aumentará la probabilidad de tener sequías en primavera, y también de que en ese período del año pueden producirse episodios de lluvias intensas, asociados a danas, por ejemplo. La primavera vivaldiana, luminosa y llena de vivacidad, o la que Machado dejó plasmada en su poemario Soledades, en 1903, están convirtiéndose en otra cosa. Las nuevas primaveras ya están aquí.