Las bondades de las nieblas
Si bien nos impiden la visibilidad y nos aseguran un día muy frío, las nieblas también tienen algunos beneficios que nos irá bien saber. ¿Conoces la 'lluvia silenciosa' o los atrapanieblas?
Las nieblas están cubriendo muchos valles interiores de la península estos últimos días. La estabilidad, la ausencia de viento, la temperatura, la orografía... muchos son los factores que intervienen en su formación. Unas condiciones que en otoño e invierno se dan en largas extensiones de nuestra geografía.
Los que la hemos sufrido alguna vez a la hora de conducir, sabemos lo peligrosa que es porque reduce drásticamente la visibilidad. Cuando no vamos en coche, lo que nos hace sufrir es el frío, que cala los huesos y nos hace tiritar. En ambos casos, abandonar una zona de niebla nos proporciona un gran alivio.
Casi todos los efectos que provoca la niebla parecen negativos, y además, incluso peligrosos. Pero... ¿no hay nada positivo en ella? Evidentemente, sí.
Una nube pegada el suelo
Suele haber bastante confusión a la hora de entender qué es la niebla. Mucha gente cree que está formada por vapor de agua, pero el vapor de agua es transparente. No se ve. La niebla está compuesta por minúsculas gotas de agua que son tan ligeras que flotan en aire.
Para entenderlo mejor, podemos hacer el símil de lo que sucede cuando ponemos agua a hervir en una olla sin tapa. Cuando el agua empieza a estar muy caliente, el líquido pasa a vapor, o estado gaseoso, durante unos instantes. En este proceso no vemos nada porque el vapor de agua es transparente. Forma parte del aire en todo momento y no lo vemos. Pero rápidamente, sobre todo si hace frío en la cocina, el vapor se condensa en minúsculas gotas de agua y se hace visible. La niebla sería justo eso.
La niebla se puede formar por muchas causas, pero la temperatura es la que juega el papel más importante ya que es la que fuerza al vapor de agua a condensarse si hace frío. Cuando las nieblas se disipan, también puede ser por muchos motivos, pero también la temperatura es la clave ya que permitirá que las pequeñas gotas de agua se evaporen y dejemos de verlas.
Lo peor y mejor que nos trae la niebla
Entre todos los fenómenos meteorológicos, conocemos algunos muy violentos, como las descargas eléctricas o las granizadas, pero hay otros que sin tener este carácter, pueden ser más peligrosos. Uno de ellos es la niebla.
La niebla tiene un poder que pocos pueden igualar: nos deja sin visión. Evidentemente, no en su totalidad, pero cada año provoca miles de accidentes de tráfico en todo el mundo y retrasos o cancelaciones en aeropuertos. Esto en cuanto a la reducción de la visibilidad.
Luego tenemos otros efectos sobre la salud. Las personas con problemas respiratorios suelen sufrir mucho su presencia, ya que se suelen juntar con el frío y en las grandes ciudades, con la contaminación. En el campo, solo hay un motivo por el que puede ser perjudicial: muchas siegas, como la del maíz, tienen que realizarse en seco porque la humedad la puede estropear.
La niebla tiene pocos, pero muy valiosos beneficios. Hablar de niebla es sinónimo de hablar de agua. Sin agua, la vida sería imposible en nuestro planeta. Quien más agradece su llegada es la vegetación. Durante el invierno, las precipitaciones pueden escasear en esas zonas en las que el anticiclón pasa largas temporadas. La niebla riega esas zonas depositando el agua en las superficies.
Algunas veces la niebla es tan densa que los pluviómetros llegan a registrar precipitación de la cantidad que se acumula en sus paredes. Otras, se llega a observar lluvia, lo que se conoce como lluvia meona. Incluso este invierno en España se ha visto la cinarra, o lo que es lo mismo, cristales de hielo que caen de la niebla.
Los atrapanieblas
Las nubes que cada día pasan encima de nuestras cabezas están demasiado lejos para poder tocarlas. Solo podemos atravesarlas en avión. Pero las nieblas tienen una peculiaridad: es un tipo de nubosidad accesible, que se puede tocar. Esto nos permite obtener un bien muy preciado: su agua.
Hay zonas de nuestro planeta en las que el agua escasea. En algunas de estas, las nieblas suelen aparecer por las mañanas. Si como hemos dicho antes, la niebla deja todas las superficies mojadas, ¿por qué no la aprovechamos? Hay muchos proyectos para hacerlo, y algunos ya están en funcionamiento. Hablamos de los atrapanieblas.
Su funcionamiento es muy sencillo. Solo hace falta una superficie en la que la niebla tenga contacto y deposite sus gotas de agua. La mayoría son redes de plástico. A medida que las gotas se adhieren en él, se van pegando unas a otras hasta que el peso es demasiado grande y caen en un depósito. La ubicación y la orientación es crucial y se tiene que adaptar al paso más habitual de la niebla y del viento húmedo.
En esto consisten los atrapanieblas. En España tenemos algunos instalados y la cantidad de agua que recogen es muy considerable, superando habitualmente los 100 litros por cada captador en buenas condiciones.