La suerte de Kokura: ciudad a la que el cielo salvó del infierno dos veces
El buen y el mal tiempo son relativos. Para un agricultor, la lluvia es buen tiempo; pero para quien está de vacaciones, un aguacero sin duda es mal tiempo. Para la ciudad japonesa de Kokura, el buen y el mal tiempo la convirtieron en la más afortunada de la historia.
Nunca nadie tomó una decisión tan terrible: acabar con la vida de decenas de miles de personas en un abrir y cerrar de ojos. Esa decisión estuvo en manos del entonces presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, al autorizar en julio de 1945 el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre Japón al mes siguiente.
Una vez que los objetivos estaban definidos y la decisión tomada, sólo las condiciones meteorológicas podían torcer el curso de los eventos. Algo que finalmente acabó sucediendo.
El cielo y el primer bombardeo nuclear de la historia
Un comité formado por militares y científicos integrantes del equipo de investigación y desarrollo de armas nucleares aliadas llamado Proyecto Manhattan, definieron los posibles objetivos de las bombas atómicas el 10 de mayo. Para ello, analizaron factores como el efecto psicológico que produciría, la importancia estratégica y la concentración urbana de la ciudad, así como el mayor potencial de daño provocado por la explosión.
Hiroshima fue la primera opción, contando con ciudades alternativas en caso de que las condiciones meteorológicas complicaran el ataque. Kokura, una ciudad de 130.000 habitantes, fue elegida segundo objetivo preferente tras Hiroshima, debido a que allí estaba uno de los arsenales más grandes de Japón, donde se fabricaban armas químicas. Y como alternativa, Nagasaki, ciudad portuaria con dos fábricas militares que no habían sido bombardeadas.
Las órdenes operativas para el lanzamiento eran precisas: la bomba debería lanzarse desde los 10000 metros de altura y sólo si se lograba contacto visual con el objetivo. Y para ello, era necesario que el cielo estuviera mayormente despejado y con buena visibilidad vertical.
El 6 de agosto de 1945, los dos B-29 enviados para analizar las condiciones meteorológicas sobrevolaron Hiroshima y confirmaron que las condiciones de nubosidad y visibilidad eran óptimas. A las 8:45 horas el infierno se desató sobre Hiroshima, sellando así el destino trágico de esa ciudad y el de más de 120000 personas.Y en ese momento Kokura se salvó del bombardeo por primera vez.
La suerte de Kokura
Tan solo tres días después de que la bomba bautizada "Little Boy" destruyera Hiroshima, y ante una previsión que anunciaba varios días de inestabilidad por la proximidad de un tifón sobre los objetivos, se procedió a adelantar el segundo ataque nuclear por decisión del presidente Truman.
El 9 de agosto amaneció completamente nublado sobre Kokura, por lo que los bombarderos B-29 tuvieron que sobrevolarla tres veces esperando poder ver la ciudad. Como el B-29 que llevaba a "Fat Man" -una bomba de plutonio más poderosa que la de uranio lanzada sobre Hiroshima- no recibió el OK sobre la confirmación visual del objetivo, decidieron entonces dirigirse a Nagasaki.
El resto, es historia conocida. A Hiroshima y Nagasaki las condenó el buen tiempo. Por segunda vez, las condiciones meteorológicas salvaron a Kokura. Ese fue el origen de la expresión japonesa "la suerte de Kokura", que se sigue usando en el país nipón para describir un escape afortunado de un destino terrible.