Depresión por cambios de horas de luz: trastorno afectivo estacional
A lo largo del año cambian de forma sustancial las horas de luz. Especialmente en invierno, puede ser traumático y provocar una gran depresión a quien lo padece. ¿A qué se debe?
Cada vez que cambiamos la hora de nuestros relojes, tanto en octubre como en marzo, nos cuesta unos días o semanas adaptarnos a las nuevas condiciones de luz. El de octubre nos afecta más ya que nos resta una hora de sol por la tarde. El de marzo, todo lo contrario, nos la regala. Lo que está claro es que este cambio es puntual, pero nos afecta en un buen grado y nos cuesta adaptarnos.
Luego está el cambio de las horas de sol que se produce de forma natural a lo largo del año. Cuando llega el invierno, cerca del solsticio, tenemos los días más cortos del año. En verano, también con el solsticio, los días más largos. Entre ambas fechas, y dependiendo de la latitud, puede haber casi 6 horas de diferencia de horas de luz. Sería el caso de muchas ciudades españolas.
Qué es el trastorno afectivo estacional
Se trata de un trastorno que se manifiesta con un cuadro de depresión y que tiene que ver con la disminución de las horas de luz en otoño e invierno. Todos nos vemos afectados por esta situación en menor medida, pero hay casos extremos que necesitan ser tratados.
Los que alguna vez hayan viajado al norte de Europa en invierno, habrán comprobado lo tristes que se hacen los días. El sol sale a media mañana y se pone apenas después de comer. A pesar de la creencia popular, según los datos de Eurostat, las tasas de suicidio en los países nórdicos no es mayor por el hecho de tener menos horas de luz, algo que se viene contando desde hace muchos años.
Cómo se manifiesta
Las personas que sufren esta dolencia en invierno notan tristeza y fácilmente se ponen irritables, equivalente a una depresión. A todo esto le tenemos que sumar la ansiedad, la falta de energía, la somnolencia y un aumento de peso. Suelen encerrarse en casa y la vida social se reduce considerablemente.
Esto en invierno. En verano también hay personas que sufren esta dolencia pero por el aumento de las horas de luz. En este caso se manifiesta de otra manera, como en una pérdida de peso y en insomnio. Todo lo contrario que en invierno.
A qué es debido
Aunque aún hay mucho que investigar, todo parece indicar que se trata de una respuesta del cerebro provocada por una disminución de las horas de exposición al sol, que hace que bajen los niveles de dos hormonas: la serotonina y la melatonina.
Es por este motivo que nos sentimos más cansados, somnolientos y tristes, porque son las hormonas que regulan nuestro sueño y nuestro estado de ánimo, también denominadas las hormonas del bienestar.