Huracanes y tormentas tropicales cerca de España como algo cotidiano
La lista de ciclones tropicales que se han acercado o afectado nuestro país cada vez es más larga: Vince, Delta, Leslie, Alpha o Theta, todos en un lapso de tiempo extraordinariamente corto. ¿Qué está cambiando?
Con la tormenta tropical Theta a un paso de las Islas Canarias se ha creado un contexto excelente para la reflexión sobre los cambios que se están observando en el Atlántico, muy probablemente ligados al calentamiento global. En los últimos otoños casi se está convirtiendo en una rutina hablar de huracanes o tormentas tropicales que se acercan a nuestro país. Esto no debe quitar ni un ápice de extrañeza al escenario meteorológico. Cuando empezó el siglo XXI nadie podía pensar que esto sucedería con tal cadencia, pero pronto la concepción comenzó a cambiar, en cuanto apareció el huracán Vince en nuestras vidas.
Vince fue un ciclón tropical pequeño pero extraordinario, que llegó a ser un huracán de categoría 1 días antes de impactar con el golfo de Cádiz, donde ya llegó como tormenta tropical. La indicencia fue ínfima, pero pareció abrir la 'caja de truenos'. Mes y medio más tarde otro sistema de características similares afectó a Canarias. Aquel, bautizado como Delta, fue bastante más virulento, con viento huracanado que en el observatorio tinerfeño de Izaña dejó una racha máxima de 248 kilómetros por hora. Murió un vecino de Fuerteventura y los daños fueron multimillonarios. En 2018 Leslie hizo trizas las regiones centrales de Portugal, las mismas que sobrevoló en septiembre la depresión tropical Alpha, afortunadamente con menos ‘punch’.
En la última década los ciclones tropicales han ido acercándose cada vez más al continente europeo. Está por ver si se trata de un repunte pasajero o será una constante en un mundo más cálido. Tampoco se sabe si hay precedentes de un incremento similar en tiempos pasados, porque el histórico de datos fiable sobre los ciclones tropicales en el Atlántico Norte arranca en el año 1970, cuando llegó la tecnología satelital. Esto complica establecer tendencias a largo plazo.
Parece que no se incrementa el número, pero sí la cercanía
No hay indicios de que se esté incrementando el número de huracanes o tormentas tropicales en el Atlántico, ni de que vayan a aumentar en el futuro. Continuamos registrando alrededor de 90 huracanes cada año en el mundo y la mayor parte de ellos aparecen en el océano Pacífico, según el último Informe Especial de Ciencia del Clima (CSSR por sus siglas en inglés) de autoría estadounidense. Los mismos expertos, en cambio, sí observan indicios para pronosticar ciclones tropicales más adversos en el futuro y quizás cercanos a Europa.
Los océanos están absorbiendo casi todo el exceso de energía aportado por el calentamiento global (un 93%) y esto necesariamente desemboca en la intensificación de los huracanes. Desde los años 70 se estima que la superficie del mar de todo el mundo se ha calentado a razón de 0,1 ºC por década. Con el aumento de las temperaturas, el vapor de agua disponible en la troposfera es mayor, suponiendo un combustible adicional para las tormentas.
Los autores del CSSR apuntan, además, una segunda consecuencia derivada de este calentamiento que también alienta a los ciclones tropicales: la menor disponibilidad de agua fría en las capas inmediatamente inferiores a la superficie de los océanos. Con los vientos intensos asociados a los huracanes, antes esa masa más fresca afloraba y se convertía en una especie de sistema de frenado. Ahora también se están calentando y este mecanismo está perdiendo efectividad. Bien es cierto que no todos los cambios que se están observando resultan ventajosos para estas tormentas. También observaron que podría aumentar la cizalladura del viento en algunas regiones del Atlántico tropical occidental y eso siempre es un lastre para el desarrollo de los sistemas tropicales.
Se desplazan hacia los polos entre 53 y 62 kilómetros por década
Hace unos años fue publicado un estudio en Nature con un título muy sugerente: ‘La migración hacia los polos de los ciclones tropicales de máxima intensidad’. Unos científicos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), también de Estados Unidos, llegaron a la conclusión de que los ciclones tropicales se están desplazando hacia los polos con tasas de entre 53 y 62 kilómetros por década.
El movimiento concuerda con el desplazamiento que también se está observando en los trópicos. De hecho, los investigadores avisan de la relación casi inequívoca entre una y otra cosa. Esto último se está observando especialmente en el Pacífico, en el Atlántico no tanto, aunque también se ha detectado un pequeño acercamiento de los ciclones tropicales hacia los polos que contribuye a la conclusión del estudio.
El meteorólogo Ángel Rivera, en su blog ‘En el tiempo’, hace años que viene avisando de la tendencia creciente hacia la subtropicalización de nuestro entorno geográfico. Esta observación liga muy bien con lo argumentado por la NOAA. Según Rivera, cada vez podrían aparecer más circulaciones ciclónicas de carácter subtropical o chorros subtropicales, que serían los causantes de una parte importante de las lluvias recogidas en la Península, cambiando así el régimen observado en los últimos siglos. En caso de confirmarse todo esto, habría que empezar a hacer una nueva planificación de riesgos que tuviera en cuenta el incremento de la adversidad en los fenómenos meteorológicos.