Etimologías curiosas de los vientos, ¿de dónde vienen sus nombres?

Los nombres actuales de los vientos tienen su origen en otros más antiguos, cuya etimología es a menudo curiosa. Algunos de ellos tienen historias sorprendentes.

Viento
La palabra 'viento' proviene del latín 'ventus'.

Del viento se pueden contar muchas cosas; desde enfoques tan distintos como la física del fenómeno o la gran variedad de nombres locales o regionales que adopta. El origen de las palabras con la que identificamos los vientos encierra numerosas curiosidades, algunas de las cuáles daremos a conocer en las siguientes líneas.

Empecemos con la palabra genérica –viento–, que deriva del latín ventus. Su origen proviene del término arcaico wen-tós, cuya raíz we-, en las antiguas lenguas indoeuropeas, tomaba el significado de “soplar”. Surgen a partir de ahí las palabras con las que se expresa el viento en idiomas como el inglés o alemán (wind), francés (vent) o italiano (vento).

Nombres de vientos de la época romana

Muchos de los nombres de los vientos que usamos hoy en día en España provienen de los que se empezaron a usar en época de los romanos, contribuyendo en gran medida a su difusión el arquitecto Vitrubio (siglo I a. C.), gracias a la rosa de vientos de 24 rumbos que incluyó en su famoso tratado De Architectura. En ella incluyó nombres como Solanus, Vulturnus, Africus o Circius, entre otros.

Vendaval en el mar
Los fuertes temporales marítimos generan grandes olas y viento fuerte. A este último nos referimos comúnmente como un vendaval; una palabra con un origen muy curioso y poco conocido.

Los cuatro que hemos mencionado evolucionaron a otros tantos nombres en español que seguimos usando. El término latino Solanus no ha sufrido cambios léxico-semánticos. El viento solano es el que sopla del este; es decir, de donde sale el sol, de ahí su nombre. Vulturnus evolucionó a bochorno, que aunque es una palabra que identificamos con la sensación térmica que provoca en nosotros un calor intenso y muy húmedo, sirve para identificar el viento el sureste. En el valle del Ebro es el que sopla hacia arriba y provoca la sensación agobiante que hemos descrito.

Es fácil deducir que el viento Africus o Áfrico es aquel que proviene del continente africano. Así identifican los romanos al viento del suroeste. En castellano, la palabra evolucionó al término “ábrego”, que emplean sobre todo los agricultores. Es el “viento llovedor”, asociado a los trenes de borrascas atlánticas que dejan temporales de lluvia.

En lo que respecta a Circius, ya en la época romana, en la antigua Hispania, el término evolucionó a Cercius y de ahí al cierzo. En la antigua Caesar Augusta (Zaragoza), el ímpetu con el que soplaba el citado cierzo valle abajo (viento del noroeste) llamó la atención de los historiadores de la época. En palabras de Marcio Poncio Catón (siglo II a. C.): “El viento cercio, cuando hablas te llena la boca, derriba un hombre armado y carretas cargadas.”

Vendavales, alisios y monzones

Las fuertes ráfagas de cierzo (en general de cualquier viento que sople de forma impetuosa) dan lugar a lo que coloquialmente llamamos un vendaval. Esta palabra de uso común tiene su origen en la expresión del francés vent d’aval (viento de abajo), con la que en la región francesa de Bretaña se refieren a los vientos intensos que soplan del sur y del oeste, de procedencia marítima.

La expresión –reconvertida en esta palabra– empezó a usarse tanto en España como en Portugal con el sentido genérico apuntado. Indiquemos también que recibe ese nombre un viento generado por un temporal duro, de fuerza 10 en la escala anemométrica de Beaufort, con velocidades entre los 48 y 55 nudos (88 y 101 km/h).

Los vientos alisios que soplan en el ámbito subtropical, del NE en el hemisferio norte y del SE en el sur, y convergen en la franja ecuatorial, tienen también una curiosa etimología. En el mundo anglosajón se conocen como trade winds, que traducimos al español como los vientos del comercio. Fueron claves en el establecimiento de las principales rutas marítimas exploratorias y comerciales de barcos a vela a partir del siglo XV.

alisio
Se pueden barajar hasta tres orígenes de la palabra 'alisios', uno de ellos es 'viento marítimo'.

No está claro que esa sea la razón de su nombre en inglés. La palabra trade podría derivar del verbo inglés tread, que significa “pisar” o “hacer senda”, y, de alguna manera, los alisios vienen a ser grandes como “senderos” trazados por el viento. Respecto a la etimología de la palabra “alisio” hay varias hipótesis. Una de ellas la relaciona con la palabra francesa aleser, que toma el significado de alisar o pulir, pero también se relaciona con el término griego als, que significa mar, por lo que traduciríamos vientos alisios como vientos marítimos, lo que encaja bien con la naturaleza de esos vientos.

Para determinar, nos detenemos ahora en la palabra “monzón”, que solemos asociar a la estación de lluvias en la India. En realidad, el monzón (expresado indistintamente en singular o plural [monzones]) es el régimen de vientos bimodal que sopla en algunas regiones del ámbito tropical y subtropical, ligado a la basculación estacional de la zona de convergencia intertropical.

La palabra monzón proviene del término árabe mausim, que podemos ver escrita con diferentes grafías, como mawsīm o mawsām (vulgarismo), y que toma el significado de fecha o estación del año, lo que –particularizado para el citado viento– hace referencia al cambio de rumbo al que se ve sometido, soplando del suroeste (húmedo) en verano y del nordeste (seco) en invierno.