¿Estamos preparados para vivir en Marte en un futuro no muy lejano?
Una reciente publicación de un destacado genetista de la Weill Cornell Medicine University, de Nueva York, afirma que podríamos hacerlo. La biotecnología al servicio de los viajes espaciales nos depara asombrosos resultados en un futuro no muy lejano.
Después de décadas de investigaciones se sabe que vivir en Marte sería muy peligroso para los humanos. La alta tasa de radiación superficial y la débil gravedad con relación a la terrestre, incidirían negativamente en el organismo, causándole daños, algunos irreversibles. La pérdida de un 50% de la masa ósea en dos o tres años o la aparición de enfermedades oportunistas, son algunos de los obstáculos a superar por la especie humana para establecerse en el Planeta Rojo.
Se necesitarían muchos miles de años para que se produjese un proceso de especiación, es decir, que surgiese una nueva especie adaptada a las condiciones ambientales marcianas. Los expertos no llegan a un consenso sobre este tema, y algunos argumentan que el aislamiento reproductivo debería producirse durante millones de años para que los descendientes de los primeros colonos en Marte estuviesen plenamente adaptados a la vida en ese planeta.
¡Oxígeno en Marte! Perseverance lo obtiene de la atmósfera marciana.
Hasta ahora el desarrollo de tecnologías para crear trajes de protección para los astronautas, fármacos que mitiguen o reviertan las consecuencias del impacto de agentes externos, naves invulnerables a las condiciones extremas del espacio y la creación de hábitats protectores en la superficie de Marte, parecían ser la única opción viable para colonizar ese planeta en los próximos 30 años.
Pero el genetista Christopher E. Mason, profesor de la Weill Cornell Medicine University, ha dado un importante paso en este propósito. El Dr. Mason, que durante largos años ha investigado los efectos de los viajes al espacio extraterrestre en el cuerpo humano, ha publicado su libro "Los próximos 500 años: ingeniería de vida para llegar a nuevos mundos”, en el que expone las modificaciones biológicas que deben tener lugar para convertir a la humana en una especie interplanetaria.
Tomando como premisa que en la actualidad se realizan investigaciones para modificar los microbiomas y las células inmunitarias para curar o prevenir enfermedades, propone utilizar estas tecnologías para modificar el ADN para dotar a la especie humana de células más resilientes para sobrevivir en otros planetas.
Los tardígrados podrían tener la clave
Se han identificado los genes de los tardígrados, organismos microscópicos de muy alta resistencia a condiciones extremas de temperatura y deshidratación, por lo que técnicamente será posible “activar” estos genes en un viajero espacial de nuestra especie para prolongar su estancia en el espacio.
Las implicaciones éticas de la ingeniería humana aún se debaten, pero la certeza científica de que la vida en el planeta Tierra solo será posible hasta dentro de 1.000 millones de años, si no sucede antes el impacto de un asteroide, se contrapone a los detractores. Desde el punto de vista de este destacado investigador las actuales generaciones tienen el deber de proteger genéticamente la especie y prepararla para habitar otros planetas del Sistema Solar o más allá.
Simulación de la vida en Marte
En el otoño de 2022 comenzará la misión Crew Health an Performance Exploration Analog de la NASA, que tendrá tres escenarios en los que se simularán las condiciones de vida en Marte, dentro de las instalaciones del Centro Espacial Johnson. El objetivo será desarrollar metodologías y tecnologías que permitan enfrentar eventuales inconvenientes que se pudieran enfrentar en las futuras misiones a Marte y la Luna.
Muchas son las líneas de investigaciones que se siguen anticipando al momento en que la especie humana tendrá que buscar nueva casa en el Sistema Solar. Quizá humanos capaces de ver diferentes longitudes de onda, soportar elevadísimas temperaturas, o que puedan sintetizar sus propias vitaminas y aminoácidos nos sucederán en cientos de años.