Novedades astronómicas: en el Sol también "llueve"
En la Tierra la lluvia es parte fundamental del ciclo hidrológico, y en consecuencia para la vida. En el Sol también llueve, pero no es agua sino plasma. Descubrí cómo es la lluvia coronal y por qué es importante.
Emily Mason es astrónoma y trabaja en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland (Estados Unidos). Estuvo meses buscando lluvia los días de sol, ¿cómo es eso? Su trabajo de investigación se centró en observar años de datos con imágenes del Sol, buscando algo llamado “lluvia coronal”. El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA (por sus siglas en inglés SDO) ha fotografiado al Sol cada doce segundos desde su lanzamiento en 2010, y con este importante material estuvo trabajando la investigadora.
Según las simulaciones de ordenador, las predicciones indicaban que el sitio donde Emily debía buscar esta “lluvia” era en las llamadas “serpentinas de casco”, grandes bucles magnéticos que incluso pueden ser vistos fácilmente durante un eclipse solar. Después de muchas horas de investigación, la astrónoma y su equipo de trabajo, se dio cuenta que buscaba la lluvia en el lugar equivocado. Definitivamente tenían que hacer lupa en una región mucho más pequeña.
Es así como este grupo logró publicar recientemente un artículo científico en la revista Astrophysical Journal Letters, donde describen las primeras observaciones exitosas de la lluvia coronal. Se trata de una especie de bucle magnético más pequeño al que no se le prestaba atención hasta ahora. Este hallazgo plantea que la corona solar puede calentarse dentro de una región mucho más restringida de lo que se esperaba anteriormente.
La lluvia coronal
La dinámica solar es muy compleja. Los científicos saben que la atmósfera exterior del Sol, conocida como “corona”, es mucho más caliente que la superficie solar (unas 300 veces), pero no saben la razón de ese calentamiento anómalo. Es uno de los misterios que aún esconde nuestra estrella y la ciencia intenta resolver.
Cuando llueve en nuestro planeta el agua se acumula en las regiones más bajas. En el Sol llueve plasma (un gas cargado eléctricamente), pero no se acumula como el agua sino que serpentea por bucles magnéticos surgiendo de la superficie del Sol. En la base de los bucles, donde se conectan con la superficie solar, el plasma se calienta desde unos 3000 °C a más de un millón de grados: luego se aleja del Sol y se acumula en su punto máximo lejos de la fuente de calor.
A medida que el plasma se enfría se condensa y la gravedad lo atrae nuevamente, eso es lo que se conoce como lluvia coronal. Por tanto, ese calentamiento diferencial va de la mano con el misterio de la lluvia coronal. Las estructuras más grandes (serpentinas de cascos), previamente monitoreadas por Mason, son una fuente del viento solar lento, según saben los científicos desde la década del '90. Los bucles brillantes que descubrió la astrónoma son relativamente mucho más pequeños, esto indica que el calentamiento de la corona está mucho más localizado de lo que se pensaba.
La importancia del descubrimiento
Si bien el trabajo de este grupo de investigación no llega a explicar exactamente cómo se produce el calentamiento coronal, da indicios de dónde podría ocurrir. Dado este hallazgo, Mason está trabajando actualmente en una nueva simulación por ordenador, pero por supuesto también espera que las observaciones de la sonda Parker (NASA) puedan confirmarlo. Esta sonda fue lanzada en 2018 y se acercará al Sol como ninguna otra nave lo ha hecho hasta ahora: a 8.86 radios solares aproximadamente. De este proyecto se espera, entre otras cosas, que pueda rastrear uno de los eventos de lluvia coronal.
Además, la misión "Solar Orbiter", que la Agencia Espacial Europea (ESA) planea lanzar en el año 2020, aportará más información y permitirá a los científicos conocer más de cerca a nuestra estrella, para poder esclarecer los grandes misterios en torno a la física solar.