El año ha comenzado con frío extremo en varias zonas del mundo, ¿esto es compatible con el actual cambio climático?
¿Te has preguntado por qué, en medio del calentamiento global, aún enfrentamos inviernos implacables? Descubre la paradójica conexión entre el frío extremo y el cambio climático.
Aunque hay un consenso científico sobre el cambio climático impulsado por actividades humanas, persisten argumentos que buscan minimizar su impacto. Utilizan eventos climáticos locales, especialmente los asociados con el frío, como palanca para sembrar dudas, planteando la pregunta intrigante: ¿puede el invierno gélido coexistir con un planeta que se calienta?
El rompecabezas climático: España y Estados Unidos
Las primeras semanas de enero de 2024 dejaron su huella con una importare irrupción de aire gélido que se desplazó desde el continente europeo, sumiendo a España en heladas generalizadas tras un abrupto descenso de las temperaturas.
Al mismo tiempo, en Estados Unidos, nevadas históricas sorprendieron a regiones no tan acostumbradas al rigor invernal. Texas instó a sus habitantes a conservar energía para prevenir cortes eléctricos, mientras que ciudades de Arkansas establecieron nuevos récords de temperaturas bajas.
Además, el contraste entre el frío extremo y el calentamiento global, evidenciado por el año 2023 marcado como el más cálido registrado, plantea interrogantes sobre la comprensión del cambio climático. Para desentrañar este enigma, es crucial distinguir entre clima y tiempo atmosférico.
¿Qué es el tiempo y qué es el clima?
El clima, definido por los patrones meteorológicos a largo plazo, contrasta con el tiempo atmosférico, que se ocupa de las condiciones inmediatas. La variabilidad diaria, conocida como tiempo atmosférico, puede presentar desafíos para interpretar los cambios climáticos a largo plazo.
En el nuevo contexto climático, el tiempo extremo emerge
Cuando hablamos de "calentamiento global" nos referimos al fenómeno de gases de efecto invernadero que eleva la temperatura media. La ciencia climática advierte que el aumento de estos gases remodela la atmósfera, provocando no solo calentamiento sino también un cambio en la intensidad y extensión de los eventos extremos, tales como olas de fríos, inundaciones, huracanes e indencios, entre otros.
Del calentamiento al enfriamiento
La conexión entre el tiempo frío y el cambio climático se revela al examinar la oscilación del vórtice polar. Investigaciones científicas confirman que el calentamiento del Ártico no solo contribuye al aumento de las temperaturas globales, sino que también puede desencadenar inviernos más rigurosos en regiones como Norteamérica.
En este entrelazamiento de olas de frío y registros de calor, desmitificamos la idea errónea de que el tiempo frío refuta el cambio climático. La realidad es compleja: el calentamiento global no elimina el invierno, sino que lo redefine.
Comprender esta paradoja es crucial para forjar un futuro resiliente y sostenible en un mundo donde el frío y el calor danzan al compás del cambio climático. Esta comprensión profunda no solo nos ayuda a deshacernos de mitos, sino que también nos capacita para enfrentar los desafíos climáticos y construir una sociedad más preparada para las complejidades del clima en constante transformación.