El temporal que colapsó Barcelona y causó la muerte de una persona en el Eixample el 21 de septiembre de 1995
La efeméride de hoy nos traslada a Barcelona donde un aguacero de apenas una hora fue suficiente para sembrar el caos. ¿Cuáles fueron los impactos y la situación meteorológica desencadenante?
Septiembre es el mes por excelencia de los grandes aguaceros y tormentas mediterráneas. La presente efeméride nos lleva a Barcelona, la noche del 21 de septiembre de 1995. Un aguacero de carácter torrencial produjo estragos de tal magnitud que ha sido bautizada como “la tormenta del siglo” en la ciudad condal.
Los modelos meteorológicos no pudieron anticipar de forma adecuada el episodio y protección civil no puedo adoptar medidas a tiempo. El episodio se saldó con una víctima mortal y cuantiosos destrozos.
Precipitaciones muy intensas, pero no de récord
Un pluviómetro de CLABSA en la plaza Lesseps registró 91.9 litros por metro cuadrado en apenas una hora, entre las diez y las once de la noche. Se trata de un registro muy abultado para una gran ciudad, pero lo realmente destacable fueron las intensidades de precipitación.
Son valores extremos, pero no excepcionales en Cataluña. Según datos del Meteocat, en junio de 2015 se registraron 51.7 l/m2 en Olot en 20 minutos. En septiembre del 2014, cayeron 22.8 litros en Montserrat en solo 5 minutos. La magnitud de los daños se debe a que la ciudad está construida sobre una veintena de rieras y torrentes que transportan aguas pluviales desde la sierra de Collserola hasta el mar.
Las precipitaciones fueron muy irregulares ya que en la Zona Franca (en la misma ciudad) solo cayeron 6 l/m2. El Meteocat estima que en barrios cercanos al Camp Nou y Sagrada Família podría haber llovido incluso más que en Lesseps, con registros entre 100 y 110 l/m2.
Daños catastróficos
Muchas calles de la ciudad se convirtieron en torrentes urbanos, arrastrando mobiliario urbano y hasta coches. En el barrio de Sant Antoni, las aguas llegaron a una altura de 75 cm con grandes inundaciones en la parte baja de la Ciutat Vella y l’Esquerra de l’Eixample.
Es por ello que se considera como el aguacero más intenso desde al menos 1927, año en que entró en funcionamiento el pluviógrafo del centenario observatorio Fabra. Esta denominación proviene de la prensa de la época que tildó la situación como “el aguacero del siglo”.
Situación meteorológica reinante
La situación no estaba especialmente definida en superficie y fue infravalorada por los modelos de la época, mucho menos avanzados que los de ahora. En niveles medios de la troposfera, a unos 5500 metros, se produjo el paso de una vaguada con abundante aire frío (hasta -16 ºC a ese nivel). En superficie reinaba una masa de aire cálido y húmedo, potencialmente inestable.
El contraste entre ambas masas de aire, una fría en niveles medios y otra más cálida en capas superficiales, fue el detonante de las fuertes tormentas, que se vieron intensificadas por convergencias superficiales de viento.