El misterioso sol que aparece en medio de la noche
Hay documentos con cerca de dos mil años que hablan de este "sol" que ilumina las noches más oscuras, sin mediación de la luna ni del verdadero astro rey. Unos científicos de la Universidad de York parecen haber resuelto el misterio.
Hay determinadas noches sin luna, ni sol en el horizonte, que de repente iluminan el paisaje de tal forma que, según los testimonios, se puede leer un libro a la intemperie. La luz que destila el cielo estrellado muestra con meridiana nitidez todos los detalles a una distancia de doscientos metros.
Las primeras referencias a este fenómeno se encuentran en los textos de Plinio el Viejo, que datan del siglo I. "El sol nocturno, una luz que emana del cielo durante la noche, se ha visto durante el consulado de C. Caecilius y Cn. Papirius y muchas otras veces, dando una apariencia de día a la noche ".
En los años 1783 y 1908 el mes de junio deparó dos eventos más, el segundo mejor documentado por M. Toucher. “Cielo muy claro, lleno de estrellas que brillan hasta el horizonte. No hay luz de luna pero todos los detalles del paisaje son visibles. En el jardín, podemos reconocer todos los objetos sin ninguna dificultad. Los guijarros brillan en el suelo oscuro".
No es paranormal
Estas observaciones tenían un halo de misterio que mantenía en vilo al ámbito científico. Gordon Shepherd y su compañero Young-Min Cho, investigadores atmosféricos de la Universidad de York, creen haber descubierto la causa del “sol nocturno”. No es paranormal, pero el proceso no deja de ser sorprendente.
El estudio, publicado esta semana en la reputada Geophysical Research Letters, señala a la composición de la atmósfera y a las ondas atmosféricas como causantes de estos destellos.
La atmósfera de la Tierra en condiciones normales se compone principalmente de nitrógeno y oxígeno. Los átomos de oxígeno, por ejemplo, suelen ir por parejas porque así son energéticamente estables. Sin embargo, hay un factor que rompe su armonía y hace que se distancien: la luz ultravioleta del sol. Por el día los átomos dejan de ir de la mano y no vuelven a asociarse hasta que cae la noche. El problema es que las reconciliaciones suelen ser costosas y requieren de energía. Pues bien, esa energía que destila la reunión puede ser visible como luz. El ojo humano no es capaz en general de verla, pero los instrumentos de Sheperd y Young-Min Cho sí.
Hay ocasiones –pocas- en las que el destello de la unión de los átomos de oxígeno y nitrógeno sí que se ve a simple vista por “amontonamiento”, y ahí entran en escena las ondas atmosféricas. Cuando se arremolinan estas olas se superponen muchísimos destellos y así aparece el sol nocturno de Plinio.
Las ondas son creadas por fenómenos de tiempo severo, como las tormentas, y viajan por todo el planeta normalmente sin entrecruzarse, pero “de vez en cuando las olas se juntan en un mismo lugar”, ha declarado Gordon Sheperd a New York Times. "Imagina que las olas en el océano se amontonan juntas. Eso hace una ola más grande". Y cuando eso pasa el brillo aumenta tanto que el ojo humano es capaz de percibirlo.
Según el investigador canadiense este proceso es lento y, cuando se produce, se pueden llegar a suceder hasta 4 noches brillantes. Los análisis de satélite que secundan el estudio demuestran que la repentina luz podría abarcar áreas tan grandes como Europa.
¿Volveremos a ver el sol nocturno?
Este fenómeno se produce con relativa regularidad, el problema es que la contaminación lumínica es tal que no deja distinguir esas noches brillantes. Experimentar una de estas noches requiere de paciencia, suerte y una localización muy concreta. “Si escoges un lugar, como la ciudad de Nueva York, esto sólo ocurriría una vez al año", dijo Shepherd. La pena es que probablemente pasaría desapercibida entre las luces de Time Square. "Van a haber cada vez menos lugares donde la gente pueda verlas, y para conseguirlo, tendrán que esperar mucho tiempo", concluye el doctor.