El Castillete del Retiro y el futuro Museo de la Meteorología
La historia de la meteorología en España está ligada al Castillete del Retiro, un singular edificio que cayó en el abandono hasta su reciente rehabilitación con fines museísticos.
Uno de los edificios más singulares de la ciudad de Madrid es desconocido para la mayoría de la población (madrileños incluidos), a pesar de encontrarse en el corazón de la ciudad, concretamente en el Parque del Retiro. Su aspecto es el de un castillo medieval, si bien sus orígenes se remontan a mediados del siglo XIX y nunca tuvo una función defensiva. El Castillo o Castillete del Retiro (de ambas formas se conoce coloquialmente) ha desempeñado un papel clave en la historia de la meteorología en España.
En 1850, la prensa madrileña de la época informaba de la construcción de una torre telegráfica en el Retiro, situada junto al baño de la elefanta. Esto último era un estanque cuadrado con una rampa de acceso, en el que solían bañarse algunos paquidermos, de ahí su nombre. Estaba situado algo al sur de la antigua “Casa de Fieras”, donde durante casi siglo y medio (entre 1830 y 1972) estuvo el parque zoológico de la ciudad de Madrid, hasta que se trasladó a la Casa de Campo, donde sigue en la actualidad.
Localizado en el extremo sureste del Parque del Retiro, el Castillete se erigió para albergar la torre del telégrafo óptico de las líneas que por aquel entonces conectaron la capital de España con Cádiz y Valencia. Aquel sistema no tuvo un largo recorrido, ya que en 1858 se sustituyeron por líneas telegráficas eléctricas. Durante un año, el edificio albergó la primera escuela de telegrafía eléctrica, quedando el edificio sin uso –de propiedad municipal– casi tres décadas, hasta que la meteorología llamó a su puerta.
De la telegrafía a la meteorología
El 11 de agosto de 1887, durante la regencia de la reina María Cristina, se aprueba por Real Decreto la creación del Instituto Central Meteorológico (ICM). Ahí comenzó su andadura la actual AEMET. Se convocó una oposición para cubrir la plaza de su primer director, que ganó Augusto Arcimis (1844-1910), quien tomó posesión de su cargo el 19 de marzo de 1888. En noviembre de aquel año el Ayuntamiento de Madrid cedió la mayor parte del Castillete para instalar allí las dependencias del ICM, iniciando su actividad.
Tras una primera etapa en la que solo trabajaban en el edificio el meteorólogo Arcimis y el ayudante de meteorología Nicolás Sama, con el paso de los años fue creciendo la plantilla, incorporándose nuevos meteorólogos y ayudantes a las dependencias del Castillete, aparte de irse construyendo otros edificios anexos. El primero de ellos en 1913 y le siguieron otros, en las décadas de los 50 y 60. Hasta el año 1963 aquella fue la sede del servicio meteorológico en España; año en que las principales dependencias (sede central) pasaron al edificio de la Ciudad Universitaria.
Con el paso de los años, el Castillete quedó abandonado a su suerte y comenzó su deterioro hasta quedar en un estado ruinoso a partir de los años 80. Fue perdiendo sus principales señas de identidad, como las almenas de las torres o sus llamativas ventanas ojivales. A finales de los 90 se empezó a plantear la idea de rehabilitar el edificio para que pudiera albergar un Museo de la Meteorología, lo que era –y sigue siendo– una asignatura pendiente en España.
Reforma del edificio y planes de futuro
En 2002 se iniciaron los contactos entre el Ayuntamiento de Madrid y el entonces Instituto Nacional de Meteorología (reconvertido en AEMET a partir de 2008) para tratar de impulsar esa idea. Aunque en 2007 se concedió la licencia urbanística para rehabilitar el singular edificio, el proyecto permaneció parado más de una década, siendo cada vez mayor el riesgo de derrumbe del Castillete. Finalmente, en 2021 se dio luz verde a la ejecución de las obras, contando para ello con un presupuesto de 3,7 millones de euros del entonces Ministerio para la Transición Ecológica.
Cuando parecía que el futuro Museo de la Meteorología podría ser pronto una realidad, una nueva demora en la ejecución del proyecto se cierne sobre el horizonte. La parte exterior del edificio ha recobrado su aspecto original, lo que ha sido motivo de mofa en las redes sociales y en algunos medios de comunicación. Han circulado memes comparando el Castillete con el Exin Castillos o con el castillo del los clicks de Playmobil. Las personas que los han puesto en circulación desconocen, sin duda, cómo era el edificio original, cuya estética se ha reproducido de forma bastante fiel.
Lo que sí que puede retrasar la ejecución final de la remodelación (que en su segunda fase acomete los espacios interiores) es la incorporación de algunos elementos arquitectónicos nuevos, como el ascensor que se ha instalado en una de las torres o una cornisa, que han provocado críticas feroces y la denuncia desde el Colegio de Arquitectos de Madrid. Se argumenta que se ha ejecutado una reforma distinta al del proyecto que se aprobó. A falta de saber cómo se resolverá este litigio, lo que parece seguro es que el Museo de la Meteorología tardará todavía bastante en abrir sus puertas.