Descubre los secretos de la foca monje, el animal más escurridizo del Mediterráneo
Actualmente sólo existen 500 ejemplares de foca monje en estado salvaje en el Mediterráneo, por lo que se encuentra en grave peligro de extinción. En el pasado era cazada por su piel y su grasa.
La foca monje, conocida por su aspecto simpático y gracioso, es la única especie de foca presente hoy en el mar Mediterráneo. Sin embargo, es uno de los cien mamíferos más amenazados y por eso se considera un animal protegido. En la actualidad sólo quedan unos pocos ejemplares en libertad.
Este animal puede pesar hasta 350 kilogramos y medir hasta tres metros de largo. También se caracteriza por un color parduzco uniforme interrumpido por una mancha blanca irregular en el vientre. El hocico, por su parte, tiene forma redondeada, con bigotes muy largos.
El término "foca monja" deriva del color de su pelaje, que recuerda al hábito de los clérigos. En la antigua Grecia, era un animal que gozaba de la protección de Apolo y Poseidón.
¿Dónde podemos encontrarla?
Este mamífero vive en algunos rincones del Mediterráneo oriental, entre los mares Egeo y Jónico, y a lo largo de las costas de Mauritania, donde aún es posible avistar grupos de hasta cincuenta o sesenta animales. En el Mediterráneo, las costas de Grecia y Croacia son las más populares para posibles avistamientos. En Italia se puede ver en las islas del mar Tirreno, en Sicilia, sobre todo en las Eolias, en Cerdeña y en Basilicata.
Hasta hace unas décadas se encontraban en las costas mediterráneas españolas. En su momento también estaban presenten en todas las islas Canarias, y en la actualidad existen proyectos para reintroducir la foca monje (Monachus monachus) en la isla de Lobos
La reproducción de la foca monje
La foca monje alcanza la madurez sexual en torno a los cinco años y suele aparearse durante los meses de verano u otoño. La gestación dura once meses, de los que nace una sola cría.
El parto suele tener lugar en el interior de una cueva protegida o en una playa desierta. Las crías nacen negras y no cambian de pelaje hasta pasadas unas semanas, son amamantadas durante unos diecisiete meses y sólo una vez completado el destete pueden entrar en el agua por primera vez.
Dada la conformación de su pelvis, que no le permite levantar el vientre del suelo, en tierra se mueve lenta y torpemente. Pero en el agua se vuelve muy veloz, sobre todo cuando tiene que cazar a sus presas.
En el agua, puede sumergirse hasta una profundidad de cien metros y aguantar la respiración durante diez minutos. Se alimenta de pulpos, langostas, morenas, pequeños atunes, salmonetes, sardinas y otros peces.
¿Por qué está en peligro de extinción?
Actualmente sólo existen 500 ejemplares de foca monje en estado salvaje, por lo que se encuentra en grave peligro de extinción. En el pasado, además de ser considerada un enemigo acérrimo por los pescadores, era cazada por su piel y su grasa, que luego se convertía en aceite.
En el mar Mediterráneo también se ha vuelto muy rara debido al turismo masivo que ha diezmado literalmente las zonas de cría, sobre todo con embarcaciones de recreo.
Pero eso no es todo: en algunas zonas queda atrapado en las redes de pesca y es víctima de la contaminación ambiental. Los residuos plásticos que puede ingerir accidentalmente dañan su aparato digestivo hasta causarle la muerte.
Afortunadamente, en la actualidad estamos viendo una mejora en las condiciones de vida de la foca monje, gracias a la mayor educación ambiental de la gente y a otros factores. Los recientes avistamientos de ejemplares en aguas donde no se veían desde hacía varias décadas son un buen augurio.
Al mismo tiempo, los animales siguen siendo vigilados por investigadores que utilizan la tecnología digital más avanzada. Vigilar a la foca monje no es tarea fácil. Tiene un carácter más bien tímido y receloso. En caso de encuentros cercanos, los expertos recomiendan no acercarse a la foca y fotografiarla desde lejos.