¿De qué color es el hielo? ¡Piénsalo dos veces antes de responder!
Si nos preguntaran de qué color es el hielo, seguramente responderíamos que blanco. ¡Incorrecto! En algunas ocasiones presenta asombrosas tonalidades azuladas. Aquí te explicamos por qué.
Todos sabemos la importancia que tiene el agua en sus tres fases —sólida (hielo, nieve, granizo), líquida (lluvia) y gaseosa (vapor de agua)— en el medio atmosférico y la interrelación que hay entre el ciclo del agua y la vida en nuestro planeta.
Vemos llover o nevar y asumimos que el agua es incolora y que la nieve acendrada, pura y sin mancha, es de color blanco. Por tanto, pensamos que el hielo, como una fase más del líquido elemento, bien será incoloro o blanco, sin plantearnos otras opciones, pero... ¿y si las hay?
Primero, recordemos algunos conceptos
Por un lado, el agua pura a una atmósfera de presión se congela a los 0 ºC. Por otro, el líquido elemento es una de las pocas sustancias que al congelarse aumenta de volumen y, por lo tanto, disminuye su densidad. Esta propiedad evita que los océanos de las regiones polares de la Tierra se congelen en todo su volumen, ya que el hielo flota en el agua y no se hunde, acumulándose con el paso del tiempo, extendiéndose a los demás mares e imposibilitando la vida tal como la conocemos en la actualidad.
También sabemos que la luz blanca del Sol está formada por una mezcla de colores, como podemos comprobar al hacer pasar un rayo de luz a través de un prisma de vidrio o al observar un arco iris, cuya formación es debida a los fenómenos de refracción o desviación, de reflexión o cambio de dirección; y de dispersión o desviación y a su vez separación que sufren los rayos solares al atravesar las gotitas de lluvia. Con la secuencia característica de colores, con el rojo en el exterior, seguido por el naranja, el amarillo, el verde, el azul, el añil y terminando con el violeta en el interior en un gradiente continuo de color.
La nieve blanca y el hielo transparente
A veces las montañas nevadas adquieren una tonalidad rojiza o pardo oscuro, debido al color de la nieve que se ha formado sobre núcleos de condensación de tipo arcilloso o areniscas que tienen esa tonalidad. De todas maneras, lo habitual es que este hidrometeoro sea blanco, debido a su gran poder reflectante (alrededor del 70% al 90% de la radiación solar incidente) provocado por las continuas reflexiones que sufre la luz que le llega en las burbujas de aire atrapadas en la nieve, y situadas en una capa muy delgada cerca de la superficie del manto nivoso.
Si consiguiéramos una congelación pura del agua, obtendríamos un hielo transparente, algo que no suele suceder, por lo que las burbujas de aire quedan atrapadas en esta transformación y van a tener la función de prismas, dando lugar a una multitud de reflexiones provocando que todos los colores del espectro visible escapen, haciendo que el hielo sea de color blanco; el cual será más intenso cuanto más reflexión se produzca, es decir, cuantas más burbujas de aire queden atrapadas.
Esta coloración nos ayuda a mantener la temperatura de la Tierra gracias a su poder reflectante que contribuye significativamente al albedo de nuestro planeta, que es la proporción de radiación solar devuelta al espacio por reflexión y que es uno de los parámetros que más influyen en la evolución del clima global. La actual disminución estacional del albedo en los polos es una de las causas del calentamiento global provocado por los humanos.
En algunos lugares el hielo no es blanco
Hasta ahora, todo parece bastante evidente: agua incolora, hielo transparente y nieve blanca, casi siempre. ¿Pero qué sucede cuando nos encontramos con una masa grande de hielo?
En estos casos, como en la banquisa, en zonas de hielo perpetuo o en los glaciares, la nieve caída se va juntando y el hielo se hace más consistente, provocando que el aire atrapado en su interior se junte, permitiendo una mayor penetración de la luz solar en el bloque helado.
Sin el efecto que provocan las burbujas, la luz puede penetrar más en el hielo, siendo absorbida paulatinamente en su camino hacia las partes más profundas. Como los colores que componen la luz solar tienen una longitud de onda característica, con el rojo como mayor longitud y el azul como menor, unos penetraran más que otros.
En este caso, el hielo absorbe con más facilidad el rojo, mientras que permite el paso a mayor profundidad del azul; por tanto, cuanto más penetre un haz de luz blanca, más colores irá perdiendo en su camino quedando finalmente solo el azul, dando como resultado esa tonalidad a la masa helada.