Curiosity encuentra nuevas pistas que sugieren que Marte era similar a la Tierra hace 3600 millones de años

Con el descubrimiento de formaciones rocosas específicas, los científicos a cargo de la misión Curiosity pueden confirmar ahora que el clima de Marte era similar al de la Tierra hace varios miles de millones de años.

Curiosity
El rover Curiosity lleva vagando por el Planeta Rojo desde 2012 y ha realizado una gran número de descubrimientos sobre el clima del planeta en el pasado.

El planeta Marte ha atraído a la humanidad durante décadas, y algunos incluso creen que podría ser nuestro próximo hogar. Sin embargo, las condiciones son demasiado duras para que la humanidad sobreviva allí, a menos que adaptemos el planeta y/o nuestro modo de vida. A pesar de ello, la vida en Marte podría haber sido posible hace mucho tiempo, según un reciente descubrimiento.

¿Era Marte similar a la Tierra hace 3600 millones de años?

El robot Curiosity fue enviado a Marte hace poco más de 11 años y ha estado recorriendo el planeta pojo para estudiarlo y también para encontrar pruebas de que allí existió vida, al menos condiciones favorables, en un pasado más o menos lejano. Aunque ya se han hecho varios descubrimientos en apoyo de esta hipótesis en la superficie del planeta, uno en particular ha convencido a gran parte de la comunidad científica.

En 2021, el robot Curiosity descubrió en el Monte Sharp unas grietas con forma de polígono, situadas en los restos de un antiguo lago. Estas se encuentran entre capas de sulfito y capas de sedimento rico en arcilla. Dado que la arcilla suele formarse en ambientes húmedos y los sulfitos se forman cuando el agua se evapora, la proximidad de estas dos capas de sedimentos y la forma de estas grietas son una prueba irrefutable de que hace varios miles de millones de años el planeta sufrió ciclos húmedos y secos, similares a los que experimenta la Tierra en la actualidad.

Este descubrimiento también es importante para determinar si la vida pudo o no desarrollarse en el planeta en un pasado remoto. La alternancia de ciclos secos y húmedos es esencial para el desarrollo de los polímeros a base de carbono, que también son esenciales para el nacimiento de la vida.

El rover Curiosity ha confirmado que, hace unos 3600 millones de años, el planeta rojo tenía un clima favorable a los ciclos de evaporación y flujo de agua. Estas alternancias de periodos húmedos y secos podrían haber permitido el desarrollo de compuestos de carbono, considerados los principales componentes químicos de la vida. Sin embargo, aún no se han encontrado pruebas de la presencia de vida en Marte, a pesar de que los indicios a favor de esta hipótesis son cada vez más numerosos.

Un descubrimiento tras otro en el Monte Sharp

Tras 11 años explorando el suelo de Marte, el robot Curiosity acumula una serie de importantes descubrimientos. Al no haber actividad tectónica en Marte, los sedimentos antiguos no están enterrados a tanta profundidad como suele ocurrir en la Tierra, lo que permite estudiar suelos a veces muy antiguos, como fue el caso del descubrimiento descrito anteriormente.

Esto ofrece a los investigadores la oportunidad de estudiar ciertos suelos con mayor detalle, como es el caso del Monte Sharp. A principios de este año, por ejemplo, los científicos descubrieron texturas onduladas en las laderas de esta montaña, que se cree fueron creadas por las olas.

Estas estructuras onduladas fueron las primeras de su clase observadas en el planeta, a pesar de la exploración de numerosos depósitos lacustres por el rover Curiosity. Representan la prueba más importante hasta la fecha de la presencia de grandes cantidades de agua en Marte en el pasado. Por encima de esta capa ondulada, Curiosity también descubrió rocas con patrones regularmente espaciados y regularmente gruesos, que también habrían sido esculpidas por el flujo de agua sobre la superficie del planeta.

El Monte Sharp es, por tanto, una auténtica mina de oro en la búsqueda de la presencia de vida en el pasado en Marte, ya que en sus laderas se han descubierto en los últimos años numerosos indicios de condiciones favorables para su formación. Aunque ya se ha atestiguado la presencia de agua potencialmente abundante, el descubrimiento de pruebas de ciclos climáticos regulares secos y húmedos supone un paso más en la búsqueda de vida antigua en la superficie de nuestro planeta vecino.