¿Cuántos litros sudamos al día en verano?
Es inevitable sudar con el intenso calor que hace en verano. Lo que mucha gente desconoce es la cantidad descomunal de sudor que podemos llegar a producir. Pocos acertarían. ¿De cuánto estamos hablando?
Nuestro cuerpo tiene una habilidad curiosa para regular su temperatura corporal: dejando secar el sudor en la piel. Esta evaporación absorbe calor, así que sentimos cierto alivio. Cuanto más calor y más rato pasemos en el exterior, más sudor iremos generando. También sucede cuando practicamos deporte por el mero hecho de que aumenta de forma excesiva nuestra temperatura corporal.
Si hacemos el ejercicio de mirar cómo regulan la temperatura otros animales veremos que el sudor es algo anecdótico nuestro. El perro jadea y se lame el hocico buscando también la evaporación. Ellos no sudan. Tampoco los cerdos. Su método pasa por revolcarse en el fango. Y si no hay fango cerca por ausencia de agua, lo hacen con sus propias heces. Es desagradable pero efectivo.
Volviendo al tema del sudor humano, muchas veces nos hemos quitado la camiseta en verano y pesa mucho más de lo normal. ¿Alguna vez os habéis preguntado si podríamos llenar una botella de agua con el sudor? La respuesta es que sí, pero no solo una.
Litros de sudor: no todos somos iguales
No hay dos cuerpos iguales. Está claro. Evidentemente la cantidad de sudor no será la misma para un cuerpo de 80 kilos que para uno de 50. Incluso para un mismo peso, podemos encontrarnos con una persona que sude de forma descontrolada mientras que la otra solo pasa un poco de calor. Depende mucho también de la cantidad de agua que bebemos.
Hay que tener en cuenta que tenemos mucha superficie de piel, y si rápidamente notamos que nos caen gotas por la frente, nos podemos hacer una idea de lo que genera el resto del cuerpo. Si hacemos deporte, estos 2 litros se superan fácilmente. Algunos corredores de maratones veremos que beben varias veces durante la carrera. Tienen que recuperar los casi 10 o 15 litros de líquido que pueden perder en una carrera.
Así que en verano hay que hidratarse bien. Pero cuidado con las campañas que dicen que hay que beber dos litros de agua el día. Eso dependerá de la actividad de la persona y de los alimentos que comamos, porque muchos tienen una gran cantidad de agua, como la fruta. Quien no se mueva del sofá frente al aire acondicionado le sobrarán los dos litros seguramente. El que salga a correr no necesitará dos litros, sino unas cuantas veces más que eso. Si bebemos en exceso, podemos sufrir un descenso peligroso de sodio en sangre.
El peligro de los primeros días de dieta
Como nos acercamos a finales del verano, y ya que hemos hablado de la cantidad de líquido que el cuerpo puede perder en forma de sudor, toca hacer un inciso acerca de las dietas que muchos se autoimponen para llegar bien a septiembre y que no están supervisadas por un especialista. La mayoría de ellas, por cierto, no suelen durar más de una o dos semanas porque se pone el cuerpo al límite y este siempre nos da una señal de que lo que estamos haciendo no está bien.
Muchas personas empiezan a comer menos y a beber menos. El descenso de peso es considerable los primeros días, pero gran culpa de ello lo tiene la reducción de ingesta de agua. Una pérdida de peso tiene que ser muy gradual, pero si pasamos de beber 6 litros de agua al día en una jornada típica de verano a tan solo 2 o 3, la reducción en peso será evidente.
Esto no es bueno. Cualquier dietista nos dirá que hay que beber mucha agua, aún haciendo una dieta estricta. Si no lo hacemos, llegará un día en el que nos sentiremos mal, con dolor de cabeza posiblemente fruto de la deshidratación y nos daremos cuenta de que eso no era bueno. Beberemos y comeremos entonces de forma compulsiva para recuperar lo perdido.
Tampoco lo es meterse en saunas y baños de vapor para sudar y así perder peso. A la que volvamos a hidratarnos, volveremos a recuperar el peso perdido. Nunca hay que hacerse una dieta propia, a no ser que sea variada y bien compensada. Lo mejor es consultar con un dietista para que sepa nuestros propósitos, y este nos hará un plan personalizado y sobre todo sano para lograr nuestros objetivos y sentirnos mejor.