¿Cómo sudan perros y gatos?
Los seres humanos no somos los únicos que lo pasamos mal en verano por culpa del calor. ¿Cómo regulan la temperatura corporal nuestros animales de compañía?
Cuando el calor aprieta en verano, sudar es inevitable. Se trata del mejor mecanismo que tenemos para mantener la temperatura corporal. Una vez el sudor se reparte por nuestra piel, se evapora, absorbiendo el calor de nuestro cuerpo y haciendo que se refrigere. Es lo que se conoce como transpiración.
Nuestras mascotas sufren incluso más que nosotros las elevadas temperaturas. Son mamíferos más pequeños y sus cuerpos son más vulnerables ante grandes cambios térmicos externos. De hecho, mueren con más facilidad que nosotros cada verano.
El pelo, un gran problema
Los animales domésticos, como perros y gatos, están recubiertos de pelo. Esto puede ser una gran ventaja en invierno ya que les da abrigo. El calor que genera su cuerpo queda atrapado entre estos pelos, creando una capa aislante de aire caliente que les protege del frío exterior. Pero… ¿qué ocurre en verano?
La misma capa aislante que el pelo ayuda a crear se convierte en un impedimento para luchar contra el calor. Si sube su temperatura corporal, no pueden refrigerarse llenando su piel de sudor ya que la piel no está expuesta directamente al aire como la nuestra y no es posible hacer una transpiración eficiente. El sudor se evaporaría con mucha dificultad. Por este motivo no tienen glándulas sudoríparas repartidas por su piel, y así, no sudan. Ojo, en las almohadillas de sus patas sí que poseen.
De esta manera, debemos centrarnos en lo que ocurre en las partes de su cuerpo en las que no hay pelo, porque la regulación de temperatura se tiene que hacer en algún otro lugar.
Métodos alternativos para refrigerarse
En el caso de los perros es evidente lo que les ocurre cuando hace mucho calor: empiezan a jadear. No hace falta que hagan una gran carrera. Tumbados y en reposo, respiran desesperados con la boca abierta y la lengua fuera. ¿Por qué lo hacen? La saliva y el vapor de agua que sale de sus pulmones empapan la boca y la lengua. De vez en cuando, se lamen el hocico. Con todas esas superficies húmedas consiguen hacer su propia transpiración. La evaporación consigue extraer el calor de esas partes de su cuerpo, tal y como hacemos nosotros con el sudor.
Los gatos no jadean con tanta facilidad. Aparte de las almohadillas de sus patas, que sí transpiran, mojan su hocico al igual que los perros. Otra cosa que hacen es humedecer su pelaje, sobre todo el de sus patas, que tienen más a su alcance, para lograr la evaporación y conseguir la posterior pérdida de calor.