¿Cómo influye el frío en el consumo de alcohol?
El clima influye en muchos aspectos de nuestra vida, incluso en lo que consumimos y cómo lo consumimos. Un reciente estudio ha analizado la relación entre los climas más fríos y el consumo de alcohol. ¿Quieres saber sus conclusiones?
Cuando pensamos en frío y alcohol rápidamente suele venirnos a la cabeza una imagen muy habitual: un ruso con un gorro ushanka y un vaso de vodka en la mano. ¡Qué fácil es caer en los tópicos! Pues bien, aunque suene a tópico y lejos de la creencia de que las bebidas alcohólicas nos hacen entrar en calor, el consumo de alcohol aumenta en los países con climas más fríos. Así lo ha sugerido un equipo internacional de investigadores en un reciente estudio publicado en la revista Hepatology.
La investigación recolectó datos de 193 países, 50 estados y 3.144 condados de Estados Unidos. Se cruzaron variables meteorológicas como la temperatura o las horas de sol, facilitadas por la Organización Meteorológica Mundial, con datos relacionados con el consumo de alcohol y sus patrones de la Organización Mundial de la Salud y otras bases públicas. Los resultados dejaron patente la estrecha relación entre la temperatura media de los países y el consumo de alcohol. Cuanto más aumentaban la temperatura media y las horas de sol, menor era la ingesta de alcohol.
En Estados Unidos, por ejemplo, el estudió determinó que el consumo de alcohol era mucho más evidente en los estados llamados fríos, es decir, lo situados junto a Canadá, que en los estados cálidos del sur.
Este estudio forma parte de una estrategia para poder entender mejor las causas del consumo de bebidas alcohólicas y evitar así enfermedades hepáticas. Analizar las desigualdades dentro de un país, la política fiscal sobre el alcohol o sus tasas son algunas de las variables objeto de estudio que serán importantes para conocer otros factores que pueden influir en esta problemática.
¿Por qué pensamos que el alcohol nos hace entrar en calor?
Después de ingerir alcohol podemos empezar a sentir calor y creer, erróneamente, que podemos soportar mejor las bajas temperaturas. ¿Por qué? Lo primero porque el alcohol puede parecer un anestésico. Seguiremos sintiendo frío, pero tardaremos más tiempo en percibirlo.
Por otro lado, y aquí va la explicación más científica y médica, porque el alcohol es un vasodilatador. Esto significa que los capilares sanguíneos de la circulación periférica, es decir, la más externa y cercana a la piel, se dilatan. Como consecuencia, aumenta la cantidad de sangre circulando bajo la piel cerca de nuestros termorreceptores. Esto puede darnos la sensación de aumento de temperatura cuando en realidad lo que provoca es justamente lo contrario: acelerar la hipotermia. Si aumenta la cantidad de sangre discurriendo por debajo de nuestra piel en un entorno más frío, la pérdida de calor aumentará.
El alcohol no es, por tanto, la mejor forma de entrar en calor ni por los efectos más inmediatos ni por sus consecuencias en la salud a largo plazo.