¿Cómo funciona un radar de precipitaciones? ¿Qué es lo que emite?
¿Sabes cómo funciona un radar meteorológico y cómo detecta las precipitaciones? En Meteored te explicamos los secretos de esta herramienta de observación imprescindible para los meteorólogos.
La meteorología, la ciencia encargada de estudiar y predecir el tiempo, se apoya en una tecnología esencial para detectar y medir precipitaciones: los radares meteorológicos.
Estos dispositivos, presentes en todo el mundo, son clave para entender fenómenos atmosféricos y seguir la evolución de ciertos eventos meteorológicos. ¿Cómo funcionan estos radares? ¿Qué tipo de tecnología emiten y qué limitaciones tienen?
Funcionamiento de radares: activos y pasivos
Hay dos tipos principales de radares meteorológicos: activos y pasivos.
Los radares activos, como los radares de precipitaciones, emiten ondas de radio que se reflejan al chocar con partículas en suspensión, como gotas de lluvia o nieve, y regresan al radar. Este eco permite calcular la distancia, intensidad y tipo de precipitación, ofreciendo una imagen precisa en tiempo real.
Los radares pasivos, en cambio, no emiten ondas; solo captan la radiación natural que emiten los objetos. Aunque útiles para medir temperaturas de la superficie o las nubes, no se emplean para la detección de precipitaciones.
¿Cuáles son sus componentes?
Un radar meteorológico tiene componentes básicos esenciales para su funcionamiento. La antena es el elemento principal, responsable de emitir y captar las ondas de radio. Esta antena suele estar situada en una estructura giratoria para ampliar su cobertura y captar información de diferentes direcciones.
Otro componente clave es el transmisor, que genera los impulsos de radio que se lanzan al espacio; el receptor, que recoge la señal de vuelta; y el procesador, que convierte esta información en gráficos e imágenes de fácil lectura para los meteorólogos.
Estos elementos suelen estar cubiertos por un radomo, una cúpula protectora que permite a las ondas atravesarla sin interferencias, manteniendo la antena protegida contra los fenómenos meteorológicos adversos.
¿Cómo detecta el radar las precipitaciones?
La capacidad del radar para detectar precipitaciones depende de la intensidad del eco que las partículas reflejan.
Al recibir estos ecos, el radar calcula el volumen de precipitación en función de la energía reflejada: gotas grandes, como las de una lluvia intensa, devuelven señales fuertes, mientras que partículas pequeñas, como las de una llovizna o nieve ligera, reflejan señales débiles.
Esta información se representa en imágenes codificadas por colores, donde tonos intensos o cálidos indican lluvias fuertes o tormentas, y tonos suaves o fríos señalan precipitaciones leves.
Tipos de radares meteorológicos
Existen distintos tipos de radares meteorológicos, cada uno adecuado para situaciones específicas.
Radares Doppler
No solo detectan la precipitación, sino que también miden el movimiento de las partículas hacia o desde el radar, gracias al efecto Doppler. Esto es especialmente útil para detectar vientos fuertes, tormentas, y fenómenos peligrosos como tornados.
Radares de doble polarización
Estos radares emiten ondas en dos planos, vertical y horizontal, lo que permite distinguir entre tipos de precipitación, como lluvia, nieve o granizo. De esta manera, se logra una interpretación más detallada de las condiciones meteorológicas.
Radares de banda C y banda S
Utilizados en función de la distancia de cobertura y precisión. Los radares de banda C son ideales para áreas más pequeñas (la red de AEMET opera en esta banda), mientras que los de banda S cubren grandes distancias y son eficaces en zonas extensas o abiertas.
¿Cuáles son los problemas más habituales?
Sí, los radares meteorológicos enfrentan algunas limitaciones. Obstáculos como montañas o grandes edificios pueden bloquear las ondas y crear "sombras" en las que el radar no capta información. Además, interferencias electromagnéticas pueden generar "ruido" que distorsiona la señal.
Otro desafío es la detección de precipitaciones ligeras o partículas pequeñas, que reflejan poca energía y son difíciles de captar a grandes distancias. Además, el alcance efectivo de un radar suele estar limitado a unos 200-300 km, y más allá de este rango, su precisión disminuye.
También hay que tener en cuenta los problemas eléctricos asociados a tormentas, como le sucedió al radar de Valencia, activándose con un sistema de alimentación provisional a tiempo para esta última DANA tan devastadora. A pesar de estas dificultades, la tecnología de radares ha mejorado mucho, y sus aportes a la meteorología son incuestionables.
¿Cuántos radares hay en España y qué superficie pueden cubrir?
En nuestro país, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) opera actualmente una red de 15 radares distribuidos por el país, estratégicamente ubicados para cubrir la mayor parte del territorio.
Estos radares están diseñados para superponer sus áreas de influencia y minimizar posibles vacíos en la cobertura. Cada radar tiene un alcance aproximado de 200 a 300 km, por lo que la red en conjunto puede monitorear condiciones meteorológicas en casi todo el territorio peninsular y las islas.
A través de esta red, España cuenta con una cobertura que permite obtener datos en tiempo real sobre lluvias, tormentas y otros fenómenos atmosféricos. Además, está proyectada una ampliación y mejora de la red para cubrir los lugares que quedan en sombra o que no están bien cubiertos.