¿Cómo funciona el fraile del tiempo? ¿Sabías que su inventor fue quien luego comercializó las cajas de Magia Borrás?
El popular fraile del tiempo lo inventó el juguetero catalán Agapito Borrás en 1894 y se sigue comercializando. Es un higrómetro de cabello, no un barómetro como se tiende a pensar.
Allá por 2007, un par de buenos amigos míos y grandes aficionados a la Meteorología –Emilio Rey y Pedro Serrano– regentaban en el centro de la ciudad de Madrid una tienda de instrumentos meteorológicos y astronómicos. Una vez les pregunté cuál era el artículo que más vendían y, para mi sorpresa, me contestaron que el fraile del tiempo.
El popular artilugio ya llevaba por entonces más de un siglo comercializándose y ahí sigue, con distintas versiones a la venta, incluida una serie con un nuevo diseño en varios colores, que se lanzó al mercado el año pasado (2022) con motivo de su 128º aniversario.
Su inventor fue el juguetero catalán –natural de Calella (Barcelona)– Agapito Borrás Pedemonte, cuyo primer apellido asociará a los famosos juegos de magia. Así es; el creador del fraile del tiempo fue el que, años más tarde, comercializó uno de esos juegos, al que siguieron otros más, hasta finalmente terminar reunidos –a partir de la década de 1970– en las conocidas cajas de Magia Borrás, que los niños de aquella época pedíamos a los Reyes Magos. Ya por aquel entonces el fraile del tiempo era todo un clásico. Agapito Borrás lo inventó en 1894, cuando apenas tenía 18 años.
Aficionado desde joven a crear artilugios, que regalaba a sus familiares y amigos, la idea del fraile del tiempo la tomó Agapito de algunos libros de física recreativa que había consultado. Si bien el diseño original fue suyo, la idea de integrar en el instrumento meteorológico a la figura del fraile capuchino (franciscano) para anunciar el tiempo venidero, ya tenía varios precedentes en Francia, el primero de los cuáles data de finales del siglo XVIII, si bien no se popularizó hasta bien entrado el XIX.
El fraile del tiempo creado en origen por Agapito Borrás llamó la atención de unos empresarios de Arenys de Mar, que le animaron a comercializarlo. Fue el inicio de lo que terminó siendo Juguetes Borrás: una de las principales empresas de juguetes de España.
El secreto que encierra el fraile
Aunque muchas personas creen que se trata de un barómetro, en realidad es un higrómetro, concretamente de cabello, también conocido como de absorción. Su fundamento reside en la capacidad higroscópica que tienen los cabellos humanos, las crines de los caballos y también el cátgut (“cuerda de tripa”), que son unas hebras que se forman en los intestinos del ganado ovino (carneros, ovejas y borregos).
Como a menudo los cambios de humedad vienen acompañados de cambios de presión, el tipo de tiempo anunciado por el fraile, sería el mismo que podría deducirse de la tendencia de presión marcada por un barómetro.
La sensibilidad del cabello humano a los cambios de humedad es conocida desde antaño. Las personas con el pelo largo experimentan cómo cuando el ambiente es seco el pelo se vuelve lacio y, por el contrario, cuando es húmedo se encrespa, formando rizos. Esto ocurre porque debido a la mayor o menor absorción de agua por parte del pelo, éste, aparte de variar ligerísimamente de grosor, se alarga o encoge.
El hecho de que la relación humedad relativa del aire-elongación del pelo sea aproximadamente logarítmica (algo que comprobó empíricamente el científico francés Gay-Lussac) llevó al naturalista suizo Horace-Bénédict de Saussure a inventar, en 1775, un higrómetro de precisión, basado en esa propiedad.
El mecanismo del fraile del tiempo también se basa en ella y es bastante sencillo. En su interior hay unos cuantos cabellos humanos libres de grasa y tensados, pegados una banda elástica, cuya longitud varía en función del contenido de vapor de agua del aire. Como curiosidad, se ha comprobado que los pelos de mujeres de raza eslava jóvenes y rubias tienen una sensibilidad mayor a los cambios de humedad que otro tipo de cabellos, de ahí que sean los más empleados en la búsqueda de una mayor precisión.
Las pequeñas contracciones y dilataciones sufridas por los cabellos se transmiten a la capucha y a la varita del fraile. En función de que esta última apunte más o menos arriba, señalará alguno de los ocho tipos de tiempo que aparecen escritos en la columna que hay dibujada; a saber: Seco, Revuelto, Viento, Bueno, Inseguro, Ventoso, Húmedo o Lluvia.
La efectividad del fraile a la hora de indicar un cambio atmosférico depende en gran medida de lo bien ajustado que esté el instrumento, para lo cual ha de recurrirse a un higrómetro convencional o digital, aprovechando los días sin unas condiciones muy extremas de humedad o falta de ella para llevar a cabo la calibración. Aparte de eso el instrumento debe de instalarse en un lugar seco, ventilado y de interior, ya que al estar hecho de cartón se deteriora con rapidez si lo dejamos a la intemperie.
Un instrumento meteorológico atemporal
Casi ciento treinta años han transcurrido desde que Agapito Borrás creó su primer fraile hasta la actualidad. Como se suele decir, ha llovido mucho desde entonces. En el modelo original de 1894 el monje franciscano estaba de pie, no sentado, tal y como aparece el fraile que todos conocemos.
Además, la columna estaba coronada por una cruz, que se ha identificado con la Cruz de Término de la plaza de Santa Ana de Mataró, que era un lugar que en su momento frecuentaban los capuchinos y donde se fundó la empresa juguetera.
Juguetes Borrás se convirtió en una exitosa empresa familiar del sector juguetero. En 2001 se fusionó con Educa Sallent y nació Educa Borrás, pero el fraile del tiempo quedó fuera del acuerdo comercial, encargándose de su fabricación y comercialización la empresa Tot Ideas, que dirige en la actualidad Enric Borrás, bisnieto de Agapito.
El negocio sigue funcionando, con una venta anual de 40.000 unidades a distintos países del mundo. Existe una gran variedad de modelos, ediciones limitadas y algunas muy rompedoras, como la serie Fraile Colors, a la que hicimos referencia al principio del artículo y que podemos ver en la parte derecha de la fotografía que acompaña estas líneas. Para gustos hay colores.