¿Cómo afecta el calor a la toma de nuestras decisiones?
Cuando el ser humano tiene que tomar una decisión, muchos son los factores que influyen para decantarnos hacia una opción u otra. Aunque parezca mentira, la temperatura ambiental juega un papel importante.
Puede que en estos momentos alguien esté leyendo estas líneas en su lugar de trabajo o en su casa, disfrutando de unos 22 grados que le facilita su aire acondicionado. O bien, otra persona lo leerá a plena tarde frente el único alivio de un ventilador. Las palabras, las frases, serán las mismas para ambos, pero lo que pasa en sus cerebros no.
El verano es una época en la que, a diario, vivimos grandes contrastes de temperatura. Salimos del centro comercial medio congelados, nos metemos en el coche a cuarenta grados y luego entramos en casa a una temperatura confortable. En cada uno de estos lugares podemos llegar a tomar decisiones diferentes, quizá tal vez erróneas, por culpa de la temperatura. Y no podemos controlarlo.
El frío y los centros comerciales
Quién no ha pensado alguna vez en llevarse una rebequita cuando vamos al centro comercial o al cine. ¿Por qué tendrán la temperatura tan baja en verano? Más de uno ha cogido un buen resfriado en verano, y los resfriados en esta época del año cuestan de quitar.
Como podíamos suponer, la temperatura que escogen las tiendas no se deja al azar. Los estudios de comportamiento han demostrado que cuando estamos en un lugar frío, reaccionamos de forma más emocional y buscamos productos que nos puedan hacer felices, olvidándonos de otros factores como el precio. Es decir, tenemos una respuesta cálida y emocional dentro de unas condiciones frías.
¿El calor nos derrite las neuronas?
Todos hemos sufrido los rigores del calor alguna vez. Si en el trabajo un día nos hemos quedado sin aire acondicionado, o bien nos toca estudiar y hace calor, nos cuesta más pensar. En efecto, el calor hace que seamos menos productivos.
Pero cuando el calor nos incomoda, no solo afecta nuestro rendimiento. También lo hace con la toma de decisiones. Se ha comprobado que ante una decisión importante, estar en unas condiciones de temperatura más altas de lo habitual hace que seamos reacios a cambios importantes. Así, intentaremos demorar la toma de la decisión, y ante una nueva posibilidad, la rechazaremos, quedándonos con la opción que ya teníamos antes.
Así, de forma inconsciente, el cerebro nos está diciendo que con calor, es mejor no tomar decisiones y esperar a unas mejores condiciones de temperatura.
Pide un aumento al jefe con un café caliente
Los estudios no solo hacen referencia al calor ambiental, sino también a la temperatura al tacto. Se ha demostrado que cuando se sujetan bebidas frías, la persona se vuelve más cerrada. En cambio, con una bebida caliente en las manos, el comportamiento es más generoso.
A la próxima vez que alguien quiera pedir un aumento de sueldo al jefe, que coja antes un café bien calentito y se lo sirva. Luego, se hace la propuesta. Tendremos más números de salir con éxito de la reunión.