Entre cebollas anda el juego meteorológico
Entre los distintos métodos tradicionales de predecir el tiempo del año venidero, hay uno muy curioso que se lleva a cabo en Nochevieja, conocido como el Calendario de la cebolla. La evolución en el tiempo de doce capas de una cebolla en contacto con sal arroja las claves del tiempo a largo plazo.
Con la llegada de la Nochevieja, aprovechamos para hacer balance del año que está a punto de terminar y nos aferramos a las tradiciones para pedir que el Año Nuevo sea próspero, nos sonría la fortuna y no nos falte salud, dinero ni amor. En el mundo agrícola, se tiene también mucho interés por conocer cómo se comportará el tiempo durante el año venidero, ya que el comportamiento atmosférico condicionará lo buenas o malas que sean las cosechas, con las implicaciones que ello conlleva, lo que antiguamente –antes de que hubiera seguros agrarios– era una cuestión de supervivencia y podía suponer la ruina si la cosa venía torcida.
No es de extrañar que ante los reveses meteorológicos que podían acontecer a lo largo del año agrícola, se pusieran en marcha diferentes métodos de predicción del tiempo a largo plazo, basados principalmente en la observación del cielo, aunque no en todos los casos, como vamos a ver. La fe ciega de la gente del campo en estos métodos empíricos, como el de las cabañuelas de agosto, dio cancha a estas prácticas que, a pesar de carecer de fundamente científico, han llegado hasta nuestros días. Si bien en la actualidad su implantación social tiene un carácter anecdótico, limitándose al ámbito rural. En algunos lugares se sigue recurriendo a una cebolla para conocer las claves del tiempo del año entrante.
En un país tan dado a convertir las tradiciones populares en espectáculos como EEUU (el Día de la Marmota es el mejor ejemplo), el uso de las cebollas con fines predictivos se dio a conocer hace unos años, gracias a la cobertura que algunos medios de comunicación locales dieron de las prácticas que todas las nocheviejas llevaban a cabo varias familias de la localidad de Aberdeen, en el estado de Dakota del Sur. Este método de predicción, que ahora explicaremos en detalle, ha despertado tal interés entre los estadounidenses, que los vecinos de Aberdeen que lo ponen en práctica reciben cada principio de año infinidad de llamadas telefónicas interesándose por lo que han vaticinado sus cebollas.
El procedimiento que llevan a cabo la noche del 31 de diciembre consiste en pelar una cebolla e ir desgranado las sucesivas capas hasta disponer de una docena de ellas. Hecha esta operación, se coloca cada capa en un pequeño plato y se vierte encima de cada una de ellas una cucharada de sal. Se disponen los doce platos en hilera y se asocia cada uno a un mes del año. Tan singular calendario se deja entonces reposar la primera noche del Año Nuevo, y la mañana del 1 de enero se observa cada uno de los platos, viendo si la sal está muy humedecida, poco o nada. La creencia indica que los meses asociados a las cebollas que estén más humedecidas y cuyos platillos tengamos líquido abundante (jugo de cebolla), serán muy lluviosos. Por el contrario, en los casos en que la sal siga intacta, tocarán meses secos.
Tan singular método popular de predicción meteorológica, conocido como el “Calendario de la cebolla”, no tiene su origen en esa localidad estadounidense, ni en aquel vasto y joven país, sino que se remonta a la Edad Media y a Europa. Hay referencias antiguas de su uso en España, donde todavía pervive en algunas zonas rurales del Alto Aragón y de Cataluña, donde se conoce como el “Calendari de la Ceba”. En el libro “La meteorologia popular” de Josep M. Batrina, publicado en 1881, se comenta que esta costumbre estaba arraigada en algunas comarcas catalanas y describe el mismo método que llevan a cabo en la actualidad los vecinos de Aberdeen y los de algunas comunidades rurales de las zonas referidas de España.