¿Eres más de calor de costa o de interior?
Todos sabemos que el calor que se sufre no es el mismo estando en una población costera que en el interior, pero como todo, esto va a gustos. Algo sí está claro: se pasa mal tanto en un sitio como en otro. ¿Dónde es peor?
El tema de regular la temperatura en verano dentro de una oficina siempre acaba dando lugar a alguna que otra discusión. El que tiene el chorro de aire encima, el que se queja porque se le reseca demasiado la garganta o el que siempre tiene calor pongas la temperatura que pongas, la climatización se convierte en una pesadilla porque cada uno siente la temperatura de una forma distinta.
Ahora que se acercan las semanas más calurosas de todo el año, y ya que este 2020 la mayoría de nuestros destinos serán dentro del país, estaría bien hacer un repaso del diferente calor que se nota en distintos puntos de nuestra geografía. Más de una conversación he escuchado yo en bares sobre este tema, pero aquí vamos a tratar el tema con rigor.
En España se puede notar el calor de muchas formas distintas, pero vamos a escoger los dos tipos de calor que más juego dan para este debate: el calor de costa y el de interior. ¿Cuál de los dos prefieres? ¿En cuál sufre más el cuerpo?
El seco calor de interior
Nos imaginamos un tórrido día de agosto en Toledo. Los meteorólogos han pronosticado una temperatura máxima de 40 grados. A partir de mediodía no hay nadie en la calle porque esto no hay quien lo aguante. Pero... hay mucha gente que soporta más este calor que el de la costa. ¿Por qué?
En el interior peninsular la humedad suele ser, la mayoría de veces, relativamente baja. Como ya hemos comentado en otros artículos de tiempo.com, el cuerpo regula su temperatura mediante el sudor. Cuando este se seca en la superficie de la piel, nos roba una pequeña parte de calor, aliviándonos un poco. La sequedad ambiental ayuda a que el sudor se evapore, haciendo que este procedimiento sea efectivo.
Pero vivir el calor de interior tiene ciertas desventajas. La más importante de ellas es el riesgo de deshidratación. El cuerpo consume una gran cantidad de agua en forma de sudor para regular la temperatura y, si no bebemos lo suficiente, el cuerpo puede achacarlo al cabo de poco tiempo en forma de bajada de tensión, mareo, pérdida de fuerza, desorientación, calambres, convulsiones, y en el peor de los casos, la muerte.
Personalmente yo siempre he preferido, al igual que la mayoría, el calor de interior a pesar de no tener playa. Pero... ¿por qué? Por experiencia, he sufrido mucho más en la costa, pero vamos a ver qué dice la ciencia.
El calor húmedo de la costa
Es muy difícil que la temperatura en la costa se dispare tanto como en el interior. Estar cerca del mar siempre garantiza que el tiempo sea algo más templado. Así, mientras en el centro de la península se suelen alcanzar en julio y en agosto los 35-40 grados, en la costa esta cifra no suele superar habitualmente, como mucho, los 30.
Pero la costa tiene algo que convierte el calor en algo mucho más agobiante de lo que podríamos esperar: la humedad. Aquí el cuerpo humano ya no es capaz de sudar de la misma manera que en el interior. El aire está más saturado de agua y a nuestro sudor le cuesta evaporarse. Así, se acumula en la piel y la sensación que nos da es de pasar mucho más calor que la que nos dicen los termómetros. Esto nos puede provocar también golpes de calor ya el cuerpo es incapaz de regular su temperatura.
Tanto es así, que existe una tabla con la temperatura de bochorno, que combina la temperatura ambiental con la humedad que hay y da como resultado la temperatura que el cuerpo acaba notando. Por ejemplo, en Ciudad Real estamos a 40 grados y a una humedad del 20%. En Valencia a 30 grados con una humedad del 90%. En ambos casos, la temperatura de bochorno será la misma, 40 grados.
Sudar no adelgaza
Ahora que también estamos pendientes de nuestro cuerpo para lucirlo en piscinas y playas, vale la pena recordar que sudar no adelgaza, sino que deshidrata. Así que la gente que realiza tareas con poco ejercicio y suda, al volver a beber recuperará su peso. Si no lo hace es que bebe de forma insuficiente.
Otra cosa es sudar realizando ejercicio. No se pierde peso por el hecho de sudar, acto que apenas consume energía, sino por hacer deporte y forzar a nuestro cuerpo a moverse, algo que consume una gran cantidad de energía en forma de calorías.
Así que los que entren a la sauna o al baño de vapor pensando en adelgazar, pesarán menos al salir, es verdad. La pérdida de peso por sudoración es muy fácil de notarse. Pero cuando vuelvan a hidratarse... adiós al milagro de adelgazar sin hacer esfuerzo.