Cada 16 días se detectan señales de radio intergalácticas, ¿qué son?
A una distancia de 500 millones de años luz, 'algo' está emitiendo ondas de radio. Estas señales son captadas en la Tierra y los astrónomos han descubierto que son cíclicas, ocurren misteriosamente cada 16 días. Te contamos los detalles.
Primero vamos a describir el tipo de señal detectada: se trata de una “ráfaga rápida de radio” (FRB, por sus siglas en inglés de Fast Radio Burst), también llamada ráfagas de Lorimer porque fue descubierta en 2007 por Duncan Lorimer, cuando analizaba los datos del año 2001 captados por Observatorio Parkes, Australia. Los astrónomos describen a la FRB como un pulso muy breve y brillante de emisiones de radio (duran solo milésimas de segundo).
Después de aquel descubrimiento inicial, se han analizado otros datos recopilados anteriormente (no instantáneos). A partir de este peinado, los investigadores se han topado con un centenar de pulsos súper rápidos. En 2015, los científicos adjudicaron origen terrestre a algunas de estas señales. Sin embargo, otras FRBs parecen llegar a la Tierra desde fuentes muy lejanas: “señales intergalácticas”.
Las señales detectadas, de origen lejano y desconocido, hasta ahora eran únicas. En general pertenecían a distintos eventos que no se repetían, por eso los especialistas siempre las habían relacionado con cosas aleatorias del espacio. Por ejemplo, choques de estrellas de neutrones. Pero, y aquí viene lo más interesante, unas pocas FRBs (menos de diez) son señales que se repiten.
En particular interesa una ráfaga detectada en 2018 que posee una repetición periódica, aparece cada 16 días. Por supuesto, eso la hace especial y es un motivo superlativo para investigarla con mayor cuidado. Un grupo de investigadores publicó recientemente un artículo donde documentan esta misteriosa señal de radio periódica.
La señal FRB180916
Esta ráfaga rápida de radio, encontrada por primera vez el 16 de septiembre de 2018 (y de ahí su nombre FRB180916), es distinta a las demás. Se repite y respeta un ciclo bien definido de 16 días. La señal fue encontrada por el radiotelescopio del Proyecto de Mapeo Experimental de la Intensidad de Hidrógeno en Ráfagas de Radio Canadiense (CHIME/FRB), y desde aquel día hasta el 30 de octubre del 2019 se han contabilizado 28 ráfagas.
Durante todo el periodo de observación hubo un ciclo con cierta regularidad: comienza con 12 días sin señal y después en los 4 siguientes se logran registrar uno o dos pulsos por hora. Aunque en realidad no siempre se repite cada 16 días, resulta apasionante tratar de comprender este fenómeno regular. Los astrónomos creen que llega a la Tierra desde una región muy alejada de la Vía Láctea, a unos 500 millones de años luz de distancia, donde se forma una galaxia espiral.
El astrofísico Duncan Lorimer de la Universidad del Oeste de Virginia, que participó en la investigación, asume que sabemos poco de las FRBs: “Este descubrimiento es muy significativo, y potencialmente nos llevará en una dirección interesante para llegar al fondo de estas repetidoras”.
Algunas hipótesis sobre su periodicidad
Existen tres explicaciones que se destacan dentro de las hipótesis que manejan. La primera indica que el origen de la FRB realiza una órbita alrededor de un objeto con gran masa, puede ser un agujero negro o una estrella. La siguiente hipótesis cita un viento estelar que acompaña a la señal de radio, que aumenta y disminuye el pulso. Y la tercera es que las señales (o una de ellas al menos) viaja en conjunto con “algo más”.
Hay muchas hipótesis acerca del origen de estos pulsos, en su mayoría referidas a situaciones rápidas y violentas como explosiones de agujeros negros o campos magnéticos. Pero al descubrir que se repiten, obliga a los científicos a afinar mucho más su lápiz y crece el interés por saber más de este particular comportamiento de la señal FRB180916, y avanzar en el estudio.
Como estamos hablando de señales intergalácticas, y el emisor se supone a 500 millones de años luz de distancia, para comprender mejor lo que pasa en esa parte del Universo se necesitarán observaciones futuras con telescopios basados en rayos X o Gamma.