¿Por qué el viento es tan peligroso?
El viento es un fenómeno meteorológico que cada año provoca un gran número de muertes en todo el planeta. Aparentemente inofensivo, entraña muchos más peligros de los que imaginamos.
En España estamos inmersos en pleno tren de borrascas que vienen una tras otra desde el Atlántico. Lo más evidente, y a lo que presta más atención la mayoría de gente, es la precipitación que dejan. Dejando de lado Filomena, todas vienen caracterizadas por lluvias y nieve en cotas medias y altas. Pero observando los mapas de AEMET nos damos cuenta de que el viento es lo que provoca la activación de más avisos meteorológicos.
Gaetan, Hortense y ahora Ignacio han teñido de amarillo y naranja casi todas las comunidades. Y es que hay algo que tienen en común todas estas borrascas de gran impacto: el viento que provocan es generalizado. Tanto en el Cantábrico como en el Mediterráneo las rachas de viento se están dejando notar de forma muy evidente. Y en algunos casos, incluso con violencia.
Recordemos que el viento no es más que una masa de aire que se desplaza de un lugar a otro de la superficie de nuestro planeta. Dependiendo de la velocidad a la que lo haga notaremos más o menos viento. Algo tan simple puede provocar muchos problemas y poner en riesgo nuestras vidas. ¿Por qué motivos?
Un peligro que no vemos
El viento entraña un gran peligro debido a muchas de sus características, pero toca empezar por la más evidente: no se ve. Parece una tontería, pero este hecho hace que no podamos estar prevenidos al cruzar una zona con fuertes rachas de viento. Bien lo saben los conductores profesionales. Suerte tienen de las mangas de viento que, colocadas en lugares donde el viento se canaliza, permiten ver a cientos de metros de distancia que es un tramo en el que puede alterar la conducción.
Es evidente que el aire es invisible. Y suerte tenemos de ello, sino no podríamos ver con claridad. Eso no quiere decir que el aire esté vacío. Está lleno de partículas entre las que se incluye, por ejemplo, el vapor de agua. Esto hace que el aire tenga masa, que pese. Ahora mismo una columna de aire está encima de nosotros y pesa, pero no lo notamos. Aproximadamente son 10 toneladas lo que soportan nuestros hombros. Así que el aire no es algo tan ligero y débil como imaginamos.
De hecho, podemos hacer un ejercicio cuando vayamos la próxima vez en coche. Si sacamos la mano por la ventanilla a más de 100 km/h notaremos la fuerza que puede tener el aire en movimiento. Es exactamente lo mismo que sucedería si estuviésemos quietos y el viento soplara a esta velocidad contra nuestra mano. Hay casos más extremos, como el de las estrellas fugaces o los bólidos que vemos brillar de noche en el cielo. Se mueven a varios kilómetros por segundo. El rozamiento con el aire es tal que acaban ardiendo y desintegrados.
Capaz de moverlo todo
Habiendo comentado todo lo anterior, ya estamos en disposición de entender cómo es posible que el viento pueda no solo mover trozos de papel y latas por la calle, sino hacer volcar camiones, tirar fachadas y muros, desestabilizar a peatones, partir en dos paneles publicitarios, romper ramas o árboles enteros, dejar colgando semáforos o lanzar macetas a la calle. Por eso cada vez que llega una borrasca de estas características desde las instituciones y medios de comunicación no se deja de insistir en que el viento es peligroso.
De los elementos que acabamos de comentar hay algo que llama la atención: su gran superficie. Es aquí cuando el viento tiene más poder. Cuánta más superficie tenga, más fuerza podrá ejercer y más peligro entrañará. En condiciones normales, un viento de tan solo 50 km/h la fuerza que ejerce sobre un metro cuadrado de superficie es equivalente a 15 kg de peso. De 100 km/h, de 60 kg. Así que un viento el doble de rápido no es el doble de fuerte, sino cuatro veces más fuerte. De ahí la importancia de especificar en un aviso meteorológico el viento máximo, porque los efectos son muy distintos en velocidades de viento que para nosotros pueden ser parecidas.
Así que el viento, que puede parecer tan inocente, puede ejercer fuerzas muy grandes y al ser invisible, cogernos desprevenidos. No solo es capaz de lanzarnos al suelo, sino también de levantar objetos que se convierten en proyectiles y pueden herirnos. Sin olvidar cornisas en mal estado y macetas, sus especialidades.