¿Podemos destacar algo positivo en los huracanes y tifones?
Los ciclones tropicales provocan muerte y destrucción pero, aunque parezca impensable, también tienen impactos positivos en el medioambiente. Te contamos de qué se trata.
Los ciclones tropicales dentro de la familia de fenómenos meteorológicos destacan por su enorme tamaño y el alcance de sus efectos como el viento, la marejada y la lluvia. Particularmente captan mucho la atención cuando se trata de intensos huracanes o tifones, denominación que depende de la región geográfica.
Asociado a estos fenómenos se difunde su parte negativa, la muerte y destrucción que provocan. Cifras de la Organización Meteorológica Mundial indican que entre 1970 y 2019 los ciclones tropicales se han cobrado la vida de 779 324 personas y han causado pérdidas económicas estimadas en 1 407 600 millones de dólares de los Estados Unidos.
Tan solo en Bangladesh, dos ciclones tropicales provocaron casi medio millón de muertes, estos encabezan los ciclones más mortíferos; mientras que el huracán más costoso es el Katrina de 2005 que generó pérdidas económicas de 163 610 millones de dólares estadounidenses.
Hasta este momento parece que no hay nada bueno en estos fenómenos, pero, ¿para qué existen?, ¿cumplen alguna función en la naturaleza? Responder estas preguntas nos llevará a su lado positivo.
¿Cómo se forman los ciclones tropicales y qué función tienen en el planeta?
Es importante precisar de qué tipo de ciclón hablamos porque es toda una familia. Los ciclones tropicales se definen así ya que su energía la toman del calor latente de condensación, que es la energía que se libera cuando el vapor pasa al estado líquido, su núcleo es cálido y no tienen frentes asociados.
Los ciclones tropicales se desarrollan sobre aguas cálidas y en un ambiente atmosférico favorable, específicamente una baja cizalladura. Inicialmente estos ciclones son depresiones tropicales, luego tormentas y posteriormente huracanes.
Son vientos fuertes y de diferentes direcciones en la altura que no favorecen la organización de un ciclón tropical.
Ayudan a regular la temperatura de la Tierra
El eje de nuestro planeta está inclinado y esto provoca una desigual distribución de la energía que llega del Sol. Esta energía es mayor en el ecuador y menor en las regiones polares. Gracias a la circulación de la atmósfera y de los océanos la energía es redistribuida.
Si no sucediera la redistribución de la energía, las zonas ecuatoriales se sobrecalentarían y las zonas polares se enfriarían aún más. Precisamente los ciclones tropicales cumplen el papel de llevar el calor más allá de los trópicos.
Los ciclones tropicales actúan como sistema de enfriamiento del planeta y ayudan a regular la temperatura de la Tierra. En 2005, una de las temporadas más fuertes de huracanes, datos satelitales registraron que Katrina y Rita enfriaron hasta 4 ºC la superficie oceánica por donde se movieron.
Recuperan el agua de lagos y ríos
Es indiscutible la cantidad de lluvia que puede dejar el paso de un ciclón tropical en un intervalo de pocos días. Esta cantidad de agua puede acabar con la sequía de extensas regiones.
Renuevan los bosques
Otro potencial impacto positivo, se da en el caso de regiones con alta densidad de bosque, en el que el paso de un huracán puede tener un efecto similar al de los incendios que ayudan a la regeneración de la cobertura vegetal. En áreas forestales, los fuertes vientos harán que los árboles enfermos o débiles caigan, lo que contribuye al proceso de renovación del bosque.