¿Por qué ruedan las plantas rodadoras?
Son un icono de las películas del oeste, pero estos días las hemos visto en España empujadas por los fuertes vientos. Su movimiento está cargado de sentido.
En el mundo del cine las plantas rodadoras, o bolas del oeste, son utilizadas para añadir simbolismo a algunas escenas. Aparecen en los western y simplemente por el hecho de cruzarse en el plano, dicen mucho más que cualquier diálogo. Describen un lugar abandonado, alejado de todo, triste, desolado, habitualmente seco y llano.
Las estepicursoras, nombre que adquieren estas plantas en botánica, están diseñadas a propósito para que el viento se las pueda llevar kilómetros y kilómetros. No son como bolsas de basura, ni papeles, ni plásticos, ni cualquier tipo de objeto que sucumbe a la fuerza del viento y acaba atrapado y olvidado en algún lugar hasta que alguien lo recoge. Son plantas que están esperando a que llegue el viento y se las lleve.
Animales o viento: dos formas de esparcir semillas
Muchos árboles muestran frutos de colores llamativos para atraer a las aves y que se los coman, y a través de sus heces, sus semillas acaben germinando en otro lugar. Esto se denomina zoocoria. Es una forma de dispersión en la que los propios animales son los encargados de llevar a cabo el trabajo.
Dentro de unos días, cuando empiecen a subir las temperaturas, volveremos a tener con nosotros la famosa “nieve de primavera”, esa especie de algodón que flota en el aire durante unas semanas en esta época del año. En realidad, son filamentos que transportan la semilla del chopo gracias al viento. Esta forma de dispersión de semillas se denomina anemocoria.
Las plantas rodadoras también utilizan el viento para reproducirse. Cuando es adulta y seca, puede romperse por su tallo y empezar a rodar por amplias zonas de terreno. A veces incluso con la raíz. Mientras va rodando, va esparciendo en algunos casos esporas y semillas, y en otros, pequeñas partes de la planta que podrán germinar en algún momento con el contacto con el agua. A medida que va recorriendo camino, la planta rodadora se va haciendo cada vez más pequeña porque va perdiendo partes. No son plantas de gran tamaño, básicamente porque son anuales, lo que quiere decir que germinan, florecen y mueren en el curso de un año.
No nos podemos olvidar de otras formas de dispersión de semillas, como la del castaño. Este árbol no tiene la necesidad de reproducirse en áreas alejadas, sino que le interesa que sus semillas, que son las mismas castañas, se queden cerca. Incluso las dota de erizos punzantes para evitar que los animales se las coman. Por eso siempre vemos nacer castaños pequeños cerca de otros castaños. Esta forma de dispersión se denomina barocoria, en la que la semilla cae por su propio peso.
En España
Estas plantas no solo las podemos ver en el cine extranjero. En España también tenemos algunas especies. Lo más fácil es que las veamos atrapadas entre el guardarraíl y el asfalto, o pegadas a una valla, impidiendo que la planta siga su camino y se pueda reproducir. En las carreteras secundarias, sobre todo en esas zonas más secas del país, en las que muchas veces no hay protecciones laterales, pueden cruzarse libremente.
En caso de que se nos cruce una planta rodadora mientras estamos conduciendo, es importante recordar que nunca hay que intentar evitarlas si vamos a gran velocidad. Son objetos que aparecen de la nada y eso puede hacer que demos un volantazo de forma inconsciente. Es preferible atropellar a la planta, y en caso de que quede atrapada en el morro o en los bajos del coche, parar en un lugar seguro y retirarla. En ningún caso provocará desperfectos en el vehículo.